Calor es intenso en el mundo.
Calor es intenso en el mundo.

El mundo enfrenta en 2022, como nunca ocurrió, dos crisis en paralelo: una que se predijo y una inesperada.

Somos testigos de la crisis inminente, avisada por centenares de científicos, del aumento de temperaturas que no se habían sentido, en algunos países, al menos desde que existen los instrumentos de medición climática. Francia y Reino Unido padecieron, esta semana, la mayor ola de calor de su historia con más de 40 grados Celsius, y España y Portugal también están siendo azotados por las altas temperaturas: en Andalucía, por ejemplo, las temperaturas se acercaron a los 50 grados.

Hace varios años los veranos e inviernos en la mayor parte del planeta se han agudizado y ocurren con más frecuencia incendios forestales, huracanes, tornados, desplazamientos de masas de hielo en el ártico, tormentas de nieve masivas; en fin, los pronósticos de activistas que tienen años tratando de despertar conciencia sobre la gravedad del problema del cambio climático.

La crisis inesperada fue la brutal “ocurrencia” de Putin de invadir a Ucrania y, como respuesta, la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea de aplicar severas sanciones económicas. Entonces, la transición energética que varias potencias mundiales pretendían hacer de manera gradual de materias primas cuya combustión crea gases tóxicos se complica ahora que el mundo experimenta un encarecimiento de los precios de la gasolina, el gas, la luz y de otras fuentes de energía por la represalia del dictador ruso de no exportar su abundante petróleo y gas.

Así como en el norte ahora maldicen al brutal y, a veces, mortal calor que los azota, puede venir un invierno de temperaturas bajas récord sin la calefacción requerida. ¿Comenzó tarde la transición hacia energías no contaminantes?