[Opinión] Ariel Segal: Males menores
[Opinión] Ariel Segal: Males menores

En la mayoría de las democracias que persisten en el siglo XXI, que abrió su telón con la agonía de este sistema, millones de ciudadanos expresan su desazón por verse obligados a elegir el “mal menor”.

Este fenómeno ocurre más en democracias que han adoptado el sistema de la segunda vuelta como en Brasil, donde los votantes están ante la disyuntiva de elegir a un expresidente salpicado por acusaciones de corrupción, Lula, impulsador de una ideología de izquierda radical cuando fundó junto a Fidel Castro El Foro de São Paolo, y Bolsonaro, cuyo discurso agresivo y de negación de las evidencias científicas durante la pandemia del COVID ponen en duda su cordura. En Perú muchos se quejaron del dilema de votar por Castillo o Keiko Fujimori; en Chile por el derechista Kast o el izquierdista Boric; en Argentina por el kirchnerismo o Macri, etc.

Esto ocurre también en Estados Unidos. En las elecciones de 2016 muchos no querían votar por Hilary Clinton, a quien perciben como corrupta, ni por Trump, quien ya mostraba su carácter autoritario y tramposo. En 2020, la opción Biden era más admisible para muchos, aunque, por su avanzada edad, muchos votantes tenían sus dudas. En Europa el sistema parlamentario da más opciones de representatividad, pero los partidos de centro se están disolviendo y en otras “democracias” gana siempre quien está en el poder porque hoy existen “vestimentas” que permiten a muchos gobiernos hacerse los ciegos ante autocracias y dictaduras con elecciones fraudulentas.

El mal menor sigue siendo “el mejor de todos los malos sistemas”, la democracia liberal.