Las palabras conciliadoras de la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, que fueron correspondidas por el primer ministro Aníbal Torres, marcaron un giro en el escenario político, señala el columnista. (Composición: El Comercio)
Las palabras conciliadoras de la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, que fueron correspondidas por el primer ministro Aníbal Torres, marcaron un giro en el escenario político, señala el columnista. (Composición: El Comercio)

Las palabras conciliadoras de la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, que estuvo acompañada con los líderes de la oposición, y que fueron correspondidas por el primer ministro Aníbal Torres, marcaron un giro en el escenario político que muchos no acabamos de comprender.

No ocurrió ningún hecho que justifique un cambio de actitud de quienes representan a las fuerzas democráticas. No se han cambiado a los ministros cuestionados, continúan nombrando funcionarios impresentables; el objetivo de una Asamblea Constituyente sigue vigente, sigue sin haber transparencia en los actos públicos, continúa la negativa de colaborar con las investigaciones de los actos de corrupción, etc.

El que, desde el oficialismo, se haya presentado una acusación constitucional contra la presidenta y otros líderes del Congreso no puede ser la razón para dar este paso atrás, más aún cuando no hay los votos para aprobar esta denuncia que no tiene ni pies ni cabeza. Peor aún, después del abrazo entre la presidenta y el líder de la bancada de Perú Libre y ante su solicitud de que retiren la denuncia, le contestaron que no lo iban a hacer.

A estas alturas, por lo menos el ministro de Transportes ya debería estar vacado y el proceso para hacer lo propio con el ministro de Salud debería haberse iniciado. El Legislativo no está dando ningún paso concreto para limitar la acción de un régimen que ha demostrado que no tiene ni la moral ni la capacidad para dirigir los destinos de la nación.

El tiempo juega a favor de quienes quieren perpetuarse en el poder y, con la asesoría del G-2 de Cuba, van a dar todos los pasos necesarios para dar inicio a una larga noche dictatorial en nuestro país.