[OPINIÓN] Carlos Parodi: “¿Cómo evaluar el mensaje presidencial?”. (Midjourney/Perú21)
[OPINIÓN] Carlos Parodi: “¿Cómo evaluar el mensaje presidencial?”. (Midjourney/Perú21)

Terminado el mensaje presidencial más largo que he escuchado, me pregunté qué me había parecido. Mientras lo hacía, escuchaba la opinión de otros políticos y había dos posturas: quienes ven mal al gobierno concluían que había sido desastroso; lo contrario pensaban quienes veían con mejores ojos a la administración de turno. Me quedó claro que, cuando la ideología y la subjetividad ganan, no es posible hacer una evaluación del mensaje (y agregaría, de nada). Quién sabe si ahí esté uno de los grandes problemas del momento: descalificar a toda aquella persona con la que no estoy de acuerdo. Por eso, esas lecturas del mensaje no me resultaron útiles. A lo mejor deberíamos preguntarnos lo siguiente: ¿qué esperamos de un mensaje presidencial? Por un momento imaginen que este discurso fue, digamos, en 2017 y no en 2023. ¿Sería igual la evaluación?

¿Cómo hago entonces para no caer en lo mismo? Veamos. Primero, fue un mensaje muy largo; estoy seguro de que la inmensa mayoría que lo escuchó (o intentó hacerlo) por momentos se perdió en un mar de cifras. A pesar de ello, intentó ser claro y eso es bueno.

Segundo, han sido solo ocho meses de gobierno; si somos objetivos, ¿cuánto podemos pedir en ocho meses? Si son ciertas las cifras que se mencionaron sobre lo que se ha hecho, entonces no podemos ser mezquinos y reconocer que se ha hecho bastante.

Tercero, aunque no he sumado los montos, se habló de desembolsos de mucho dinero que al mismo tiempo no aumentarían el déficit fiscal. Este último se define como el exceso de gastos sobre ingresos; si se alude a muchos gastos, a menos que los ingresos suban, la diferencia hay que sacarla de algún lado. Insisto: no he hecho los cálculos, pero me parece que habría un crecimiento fuerte de los gastos y/o inversión por parte del gobierno, sin una contrapartida en ingresos.

Cuarto, en columnas anteriores he insistido en la necesidad de aumentar la inversión privada y pública. Se habló de ambas, aunque más de la pública. El tema es simple: si de cada 10 soles que se invierten en el Perú, ocho son privados y solo dos son públicos, entonces, a menos que se mueva la inversión privada, no habrá forma de retomar el crecimiento. Y aquí está una duda, más allá de lo que cada uno opine. Si el problema de la economía peruana son las expectativas negativas, el mensaje presidencial tenía que ponerlas en positivo o al menos hacer pensar a los inversionistas. ¿Lo hizo? No lo sé, el tiempo lo dirá. Quinto, el mensaje abundó en detalles, que seguro tomará semanas analizar. Muchos números asociados algunos a promesas, otros a hechos ya ocurridos.

Sexto, para estudiar la viabilidad de cada una de las propuestas, hay que tomar en cuenta lo siguiente: (a) ¿de dónde saldrá el dinero?, es decir, ¿quién paga?; (b) ¿cuáles son los efectos no deseados de cada una de ellas?; (c) ¿son proyectos viables sabiendo las limitaciones que tiene la gestión pública?; (d) ¿son políticamente viables?

Séptimo, no se hizo mención al magro crecimiento económico esperado para este año (en torno de 1%), más aún si se toma en cuenta que el crecimiento más alto eleva la recaudación tributaria y, por lo tanto, le entrega el dinero al gobierno para cumplir con las promesas del mensaje. Se necesita crecer más no solo para ello, sino para elevar el empleo y reducir la pobreza.

En conclusión, no me pareció un mal mensaje; ahora lo que tenemos que ver es si alcanzó o no para voltear expectativas. Y eso no lo sabemos. Más allá de eso, las opiniones personales, a favor y en contra, son respetables. Coincido en que al Perú lo sacamos todos; no olvidemos que en el conflictivo e intolerante ambiente el que vivimos dos más dos suma uno. Hay que hacer que sume cinco.

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