(Presidencia)
(Presidencia)

El informe preliminar de la OEA me ha parecido bien poco cuidadoso en el uso de los términos y el equilibrio entre posiciones contrapuestas. Habría harto pan que rebanar, pero por espacio me voy a concentrar solo en algunos puntos esenciales.

Los diplomáticos acostumbran eludir ciertas palabras, pero, según mi búsqueda en Word, el término “corrupción” no aparece entre las 3,769 palabras que lo conforman. Ni una vez. Tampoco golpe o intentona golpista, que fue lo que señaló el presidente Castillo para pedir que venga una misión. Dice cosas ciertas: hay un enfrentamiento bestia y nadie cree en nadie. Dice que sí hay aspiración de diálogo, para lo cual recomienda una tregua y ofrece su apoyo. Tregua difícil si se nombra a personas acostumbradas a ir al choque. Y el apoyo de la OEA podría haber sido útil si es que se hubieran tomado el trabajo en serio y sido más cuidadosos con el informe, para ganar la confianza y legitimidad de los distintos actores en conflicto.

Menciona el problema del racismo, que sin duda existe y es indignante en el Perú. Señala, con razón, que “esto se ha traducido en improperios e insultos hacia la imagen del presidente”, que son inaceptables. Los comentarios racistas han ayudado a victimizarse a un presidente que tiene graves acusaciones de corrupción. Sobre esas acusaciones de corrupción, que son bastante objetivas, no dice nada explícito.

Sobre la prensa cito en extenso: “… los medios de comunicación están concentrados en pocas manos, y han sido cuestionados por varios de los actores entrevistados por carecer de objetividad, llegando a sostener que no son veraces, y que en algunos casos hasta son desestabilizadores. También se informó al GAN que en Perú existe ‘sobre libertad de expresión’, y que los medios tienen libertad para informar o desinformar sin ningún tipo de censura. De igual manera, ciertos actores comunicaron que se utilizan las noticias reportadas por los medios para abrir casos de investigación legal contra actores políticos, sin contar con los elementos jurídicos necesarios. Por otra parte, los medios han cuestionado la falta de apertura del Poder Ejecutivo ya que no tiene relación con los medios, nadie conoce la agenda presidencial y se evita e irrespeta a los medios. Se ha evidenciado la confrontación entre el Ejecutivo y los medios de comunicación, acusando al presidente de carecer de transparencia en su gestión”. ¿Es ese un buen balance de observadores imparciales sobre la relación entre el Poder Ejecutivo y la prensa? ¿O se está cargando la tinta hacia algunos argumentos y solo dejando constancia de otros? Un tuit del periodista venezolano Miguel Ángel Rodríguez dice: “Si una persona dice que llueve y otra dice que no, tu trabajo como periodista no es darles voz a ambas. Es abrir la puta ventana y ver si está lloviendo”. Diplomático y periodista no son profesiones afines ni generan obligaciones similares, pero el rol de observador internacional es uno intermedio, ¿no? ¿Cómo se supo que el presidente Castillo sesionaba en Sarratea cuando Contraloría ya le había indicado que tenía que hacerlo en Palacio de Gobierno? ¿Hay o no videos de ataques a la prensa? ¿Cuántas entrevistas y conferencias de prensa ha dado? Bastaba hablar con los corresponsales extranjeros, si la prensa nacional no les generaba confianza. Los usaron de excusa para impedir que entrara la prensa nacional a una conferencia de prensa.

Es posible que se haya tenido que apurar el informe por tanta inestabilidad en Perú. Ojalá esta sea la versión pre-preliminar. De hecho, en su sección de recomendaciones, cuando sugiere encauzar el diálogo, habla de “legislativos”, ¡en plural!

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