(Foto: Pixabay)
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La salud política y la salud social son también parte importante de la salud mental. Hay que decirlo, nuestra sociedad está muy enferma. La política está plagada de psicopatía, cinismo e incompetencia. Hay un doble discurso, uno hacia fuera y otro hacia adentro, pero no es esquizofrenia, es psicopatía y corrupción.

Uno de los principios básicos de la democracia es que la “mayoría manda”. Pero en la práctica terminamos con políticos que no representan a la mayoría, sino a un ínfimo 10% o 15% de la población. Tanto la extrema derecha como la extrema izquierda tienen una desaprobación altísima. Son impopulares, la gente no los quiere.

Esto no debería ser nuevo, hace más de 2 mil años Aristóteles ya decía que los vicios están en los extremos y las virtudes en el centro. A nivel psicológico e individual pasa lo mismo, vivimos en la era de la mente polarizada. Pero el cerebro tiene dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, y deben trabajar interconectados, a través de un puente que se llama cuerpo calloso, estructura profunda que los conecta, coordinando las funciones de ambos.

La izquierda y la derecha “tienen lo suyo”. Al igual que los hemisferios del cerebro, tienen funciones, habilidades en las cuales uno es mejor que el otro. Habilidades blandas por ejemplo, y habilidades duras, así les llamamos en el mundo de la psicología, del liderazgo y de la educación. Ambas son importantes y necesarias.

Habíamos avanzado en la lucha contra la psicopatía, pero la pandemia y la polarización nos hicieron retroceder. Cuando hay angustia y necesidad, el ser humano regresiona a niveles más primitivos y primarios, más extremos. Pero debemos recuperar el camino de la integración, de la integridad. Esto solo se puede lograr tendiendo puentes. Existen buenas personas en todos los poderes del Estado, y millones de ciudadanos que desde su trinchera u oficio personal intentan aportar a una cultura menos psicopática, más democrática, y menos incompetente.

Es posible que en un plazo no muy lejano tengamos elecciones generales. Tenemos un gobierno inaceptable, insostenible, y también tenemos algunos congresistas que defienden intereses psicopáticos. Elijamos bien, la centro derecha y centro izquierda deben unirse. Ha quedado demostrado ya que los extremos solo representan a una minoría en nuestro país. ¡Y ese sí es un síntoma de salud mental! Mayoría manda.


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