"El daño institucional que ha dejado la penosa administración de Castillo será difícil de superar y ya se ven sus impactos negativos...".
"El daño institucional que ha dejado la penosa administración de Castillo será difícil de superar y ya se ven sus impactos negativos...".

La semana que pasó, la Economist Intelligence Unit (EIU) publicó su Índice de Democracia, un reporte anual en el que evalúan el estado de la a nivel global (la cobertura actual es de 165 países y dos territorios). El índice toma en consideración cinco ámbitos (proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles) y, de acuerdo a la puntuación obtenida, clasifica a los países en cuatro tipos de regímenes: democracia completa, democracia débil, régimen híbrido y régimen autoritario.

Entre 2006, año de inicio de la publicación de este índice, y 2021, Perú estuvo dentro del grupo de países considerados como “democracias débiles”. Cabe agregar que en 2021 la puntuación para Perú cayó significativamente, lo que puso al país muy cerca del grupo con “regímenes híbridos”. Finalmente, en la evaluación para 2022, Perú cayó algo más y pasó a estar dentro de este último grupo, en el que también están otros países latinoamericanos: Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Paraguay (Cuba, Nicaragua y Venezuela son calificados como regímenes autoritarios).

¿Qué explica el rápido deterioro de la situación de la democracia en Perú según este índice? El reporte de la EIU destaca el papel central de Pedro Castillo en este declive al señalar que el golpe de Estado del pasado 7 de diciembre “dañó una democracia débil” y los lamentables acontecimientos de los días posteriores. El informe de la EIU agrega que la evaluación de Perú también refleja “…un entorno político inestable que ha llevado a seis presidentes al poder y a tres Congresos diferentes desde 2016″. Asimismo, el reporte destaca que Perú “refleja una extrema polarización” e indica que, bajo la gestión de Castillo, la capacidad del Estado se debilitó enormemente por los constantes cambios ministeriales y designaciones de personas sin experiencia adecuada.

El daño institucional que ha dejado la penosa administración de Castillo será difícil de superar y ya se ven sus impactos negativos, de corto y mediano plazo, sobre el sistema político, la democracia y la calidad de las políticas públicas, lo que en conjunto lastrará el crecimiento económico. No es que esto haya estado funcionando bien, pero, como consecuencia de una retórica divisionista y de meses de un gobierno inepto en el que la calidad de los servicios públicos fue pésima, la polarización se ha elevado enormemente. Y en este entorno se ve lo complicado que es llegar a acuerdos mínimos que permitan, primero, superar el entrampamiento político en el que estamos y, luego, generar políticas públicas y construir instituciones que eleven el bienestar social.

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Percy Medina