"He visto a miles de mujeres alcanzar el desarrollo personal y profesional gracias a su negocio propio y con eso lograr la tan ansiada independencia económica, fundamental para conquistar su propia libertad".
"He visto a miles de mujeres alcanzar el desarrollo personal y profesional gracias a su negocio propio y con eso lograr la tan ansiada independencia económica, fundamental para conquistar su propia libertad".

Janine Belmont, CEO de Yanbal

Cuando pienso en Latinoamérica, pienso inmediatamente en el espíritu que nos caracteriza. Es esa habilidad que tenemos para salir adelante, para encontrar soluciones creativas a los problemas y sobreponernos ante la adversidad. No es por nada que, según un estudio realizado por Ipsos Global @dvisor, Perú ocupa el tercer lugar de 28 países como aquel con mayor espíritu emprendedor, después de Colombia y Sudáfrica.

¿Qué significa tener espíritu emprendedor? Para mí, tiene que ver con una palabra: resiliencia. Es visualizar un sueño y trabajar duro, tomando todas las oportunidades a tu alcance, para hacerlo realidad. Gracias a Yanbal, entendí que el espíritu emprendedor es el impulso por el cual muchas mujeres, como nuestras consultoras y directoras, inician este camino y avanzan a pesar de las dificultades.

En Latinoamérica, el emprendimiento femenino alcanza el 50%, según datos del Banco Mundial, y en países como Guatemala, Colombia o México, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de poseer un negocio, y esto ha impulsado el apoyo en capacitaciones, una mayor inclusión y acceso a financiamiento para lograr el éxito de sus negocios. Es así que las mujeres de América Latina y el Caribe consideran al emprendimiento como una vía potencial hacia la independencia económica (Ministerio de la Producción, Estudios Económicos. Perfil de la Mujer Emprendedora en el Perú, 2020).

Es un privilegio para mí poder verlo desde primera fila. Por eso creo en el emprendimiento, porque sigo siendo testigo de ese ‘cambio de vida’. He visto a miles de mujeres alcanzar el desarrollo personal y profesional gracias a su negocio propio y con eso lograr la tan ansiada independencia económica, fundamental para conquistar su propia libertad.

En Yanbal decimos que “una mujer empoderada es capaz de cambiar al mundo”. Y cuánto poder te trae saberte dueña de tu propio destino, ser libre para tomar decisiones y sentirte exitosa mientras lo haces. Ese es el verdadero poder del emprendimiento.

El emprendimiento constituye una fuente fundamental para fomentar el crecimiento económico de un país, para combatir el desempleo, para mejorar la calidad de vida y salir de la pobreza (según el Ministerio de la Producción, las micro y pequeñas empresas aportan el 24% al PBI del país). Pero, sobre todo, creo que el valor del emprendimiento es ser un auténtico vehículo de cambio para transformar a las mujeres y darles oportunidades y herramientas para construir y hacer realidad el futuro con el que sueñan.

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