[OPINIÓN] Joaquín Rey: “Reformas de fondo para el futuro”. (Foto: Andina)
[OPINIÓN] Joaquín Rey: “Reformas de fondo para el futuro”. (Foto: Andina)

Pocas cosas deberían generar más consenso en el debate de política pública en Perú como la necesidad de una reforma integral al sistema previsional. La razón es clara: si no tomamos acción, en el futuro solo tres de cada diez accederán a una pensión.

El momento para tomar acción es ahora, porque en materia previsional todo lo que hagamos –o dejemos de hacer– tendrá un efecto multiplicador a futuro. Así lo entienden las AFP, que esta semana presentaron su propia propuesta de reforma con medidas para alcanzar dos objetivos fundamentales: incrementar la cobertura y mejorar las pensiones de los peruanos.

La propuesta se basa en tres pilares: pensiones mínimas, libertad de elección y competencia, e integración del sistema.

Respecto del primer punto, se plantea introducir una garantía de pensión mínima a la que accedan todos los que acumulen 20 años de aportes y una pensión escalonada para aquellos que sumen de 10 años a más. Esto permitirá dar predictibilidad sobre cuánto se recibirá de pensión y también incentivar el esfuerzo individual al incrementar el monto en función de los años aportados.

Para los ciudadanos de bajos ingresos que hoy no aportan, se plantea alcanzar la pensión mínima mediante la introducción de un capital semilla. Es decir, un pequeño monto depositado al momento del nacimiento, que se irá capitalizando hasta el momento de la jubilación. Si todo el presupuesto de Pensión 65 se destina a este mecanismo, se podría multiplicar por 10 su número de beneficiarios. Es decir, un gasto público mucho más eficiente.

Respecto del segundo punto –libertad de elección–, se plantea incrementar el número de gestores de fondos para fomentar la competencia en beneficio del afiliado. Esto siempre que se cumpla con requisitos claves que hoy cumplen las AFP: patrimonios separados entre la entidad y cuentas de los afiliados, e intangibilidad de los fondos. Esto permite blindar los intereses de los usuarios y garantizar la finalidad previsional de los aportes.

A ello se suma la introducción de una comisión por desempeño, con un componente fijo para cubrir los costos operativos de los gestores, y otro variable de acuerdo con la rentabilidad obtenida para el afiliado. Esto también fortalece la competencia y atiende un pedido de muchos usuarios.

Finalmente, la integración del sistema busca que tanto los afiliados al sistema privado como los del sistema público y los informales e independientes –hoy excluidos– confluyan gradualmente a un sistema de cuentas individuales alimentadas por los aportes personales. Para potenciar este ahorro individual, se propone que el 1% del IGV pagado por todo ciudadano se acumule como aporte en su cuenta.

Adicionalmente, para los informales e independientes de menores ingresos, se propone introducir un esquema de contribuciones equiparadas. Es decir, que por cada sol depositado de manera voluntaria, el Estado aporte un sol más. Un sistema que ya funciona en varios países del mundo.

Con la implementación de estas medidas, se estima que unos 17 millones de peruanos logren cuentas individuales de capitalización para construir su pensión futura, y que las pensiones de los actuales afiliados se incrementen hasta en un 30%.

La propuesta está hecha. Ahora el Congreso y Ejecutivo son los llamados a concretar las ideas en política pública, lejos de las medidas populistas y de corto plazo que han venido dominando el debate previsional. Pensemos ahora en reformas de fondo, a través de una discusión seria que incluya a todos los actores. Nuestro futuro y el de nuestros hijos bien lo vale.

*El autor es asesor externo de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones.

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