La escuela es el espacio natural de interacción de los estudiantes y ellos retornarán después de dos años de encierro y crisis familiar, señala el columnista.
La escuela es el espacio natural de interacción de los estudiantes y ellos retornarán después de dos años de encierro y crisis familiar, señala el columnista.

Los niños, niñas y jóvenes han sido uno de los grupos más golpeados durante la pandemia en el mundo y nuestro país no ha sido la excepción. Las estadísticas resultan devastadoras: según el estudio La Salud Mental de Niñas, Niños y Adolescentes en el Contexto del COVID-19, elaborado por el Ministerio de Salud y Unicef, un tercio de los niños mayores de 5 años se encuentra en riesgo de sufrir problemas mentales. A ello hay que sumarle que se estima que uno de cada 100 niños, niñas o adolescentes, ha perdido a su madre, a su padre o a su cuidador principal.

Son cada vez más el número de escuelas que viene retornando a las aulas y en este contexto, deben establecerse con urgencia medidas no solo para recuperar aprendizajes, sino, sobre todo, de atención socioemocional.

La escuela es el espacio natural de interacción de los estudiantes y ellos retornarán después de dos años de encierro y crisis familiar, por lo que debemos enfocarnos en que no se limite a ser un espacio de socialización, sino también de acompañamiento socioemocional. ¿Están nuestras escuelas preparadas para brindar ese apoyo y contención emocional? Podríamos afirmar que los profesores y tutores tendrán un rol fundamental, pero acordémonos que ellos también han pasado la crisis, han perdido familiares y también requieren ese soporte emocional.

Me temo que la mayor cantidad de centros educativos no están preparados y, por lo tanto, no podemos pensar en un retorno exitoso sin tener claro cómo vamos a enfrentar la dura situación por la que han atravesado nuestros estudiantes, profesores y equipos directivos. Tenemos que desarrollar un trabajo conjunto entre las escuelas, las familias, la comunidad educativa y las autoridades que deben empezar a dotar de psicólogos especialistas a cada escuela. Ese debe ser nuestro horizonte y objetivo conjunto: darle soporte emocional a esta generación, que es el futuro de nuestro país.