La fragilidad de las estructuras del presunto gobierno de Pedro Castillo muestra, por donde se le mire, las miserias de su gestión usando antifaz, sombrero, látigo o lápiz, señala el columnista.
La fragilidad de las estructuras del presunto gobierno de Pedro Castillo muestra, por donde se le mire, las miserias de su gestión usando antifaz, sombrero, látigo o lápiz, señala el columnista.

La fragilidad de las estructuras del presunto gobierno de Pedro Castillo muestra, por donde se le mire, las miserias de su gestión usando antifaz, sombrero, látigo o lápiz. Los escándalos cotidianos sobre la mugre en el manejo de los recursos del Estado no han cesado. Por eso, indigna ver a los implicados y sus solícitos defensores desgañitarse en plazas y sets de televisión para “justificar” la avaricia desenfrenada de sus protegidos.

La “noticia” de la semana ha sido el saqueo perverso de las partidas secretas la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI). Las declaraciones de un colaborador eficaz afirman que el llamado “portero” de Palacio, Vladimir Cerrón, tiene ahora un nuevo nombre, Vladimir ‘Montaña’. A decir del informante, ‘Montaña’ recibía S/40 mil mensuales como “fuente humana” (informante). Al parecer, no es el único caso, sino la punta del iceberg de toda una estructura corrupta dedicada a la rapiña del dinero con el uso de seudónimos, que habrían servido o para “contentar” algún funcionario o hasta para mantener a una bancada “unida” votando en contra de una vacancia presidencial. Incluso un personaje cercano a Pedro Castillo, como el general del Ejército en retiro Wilson Barrantes, ha dicho a un medio que Bruno Pacheco y Beder Camacho le habrían pedido que, de nombrarlo director de la DINI, tendría que “dejar” 200 mil soles mensuales para el “presidente”. No tuvieron escrúpulos ni con gente ligada al gobierno.

El Estado peruano destina recursos para las acciones de inteligencia estratégica y táctica del Sistema de Inteligencia. El dinero asignado es fundamentalmente para las operaciones contra las 10 amenazas que enfrenta el país y que la DINI ha establecido en los últimos 10 años. Estas amenazas son, entre otras, la corrupción, el terrorismo, el cibercrimen y el narcotráfico. El Ministerio de Economía tiene conocimiento de esas amenazas y sus montos. Entonces, es válido preguntarse si el dinero para inteligencia es, además, para pagar fuentes humanas que dan información valiosa para la lucha contra las amenazas; el dinero al señor “Montaña” no sería para combatirlas, sino para alentarlas. ¿El Estado peruano pagaría para que sus amenazas crezcan? Una locura.

El latrocinio que se está perpetrando sucede solo porque alguien lo tolera. Por eso, hacemos un llamado a los agentes de inteligencia patriotas para que no se presten a socavar la inteligencia nacional y denuncien a los facinerosos por el bien del país. No permitan que, al mismo estilo del tocayo de Cerrón, se vuelva a petardear el sistema de inteligencia en el Perú, que tanto trabajo ha costado reconstruir. Denuncien, el país tarde o temprano se los agradecerá. #BastaYa #ReaccionaPerú