Hoy ya no caben dudas sobre quiénes instigan, obligan o amenazan a ciudadanos que, con o sin demandas sociales son inducidos (...) a participar en acciones de violencia, señala el columnista.  (Captura: Correo)
Hoy ya no caben dudas sobre quiénes instigan, obligan o amenazan a ciudadanos que, con o sin demandas sociales son inducidos (...) a participar en acciones de violencia, señala el columnista. (Captura: Correo)

El asesinato del suboficial PNP José Luis Soncco Quispe en Juliaca, Puno, y las muertes de 40 ciudadanos -que lamentamos y por las cuales ofrecemos condolencias a los deudos- durante la violencia en el sur del Perú, debe ser analizado desde todas las aristas para llamar las cosas por su nombre y enfrentar con conciencia y convicción el fenómeno que nos acecha. Sostener la joven y precaria democracia es tarea de todos, así nos golpeen en los brazos. La violencia no puede ni debe poner la agenda de la democracia; lo hacen los votos, las instituciones y el respeto absoluto a la Constitución Política del Perú. Nuestras condolencias también a la familia policial. Hemos perdido un guerrero.

Hoy ya no caben dudas sobre quiénes instigan, obligan o amenazan a ciudadanos que, con o sin demandas sociales, son inducidos por estos actores perniciosos del terrorismo y de otras formas criminales como narcotraficantes, mineros ilegales y otros, a participar en acciones de violencia y enfrentarse a las fuerzas del orden. Las algaradas muestran evidentes signos de estrategias militares de “guerra de guerrillas” para causar heridos o muertos, tomar por asalto los activos críticos nacionales (aeropuertos e infraestructuras estratégicas) o afectar la seguridad interna del país.

En realidad, las “marchas” se convierten en una utopía porque la finalidad no es protestar, sino el pretexto “perfecto” para incendiar el país.

El enunciado anterior se sostiene en la realidad, pero también en el documento secreto de Sendero Luminoso denominado “plan de construcción”, que fue incautado al terrorista ‘Artemio’ y otros “dirigentes” de SL en 2012, y que nadie de la comunidad de inteligencia contraterrorista discute. El “plan”, dice: “sobre el ejército guerrillero popular. -Carácter: Ejército de nuevo tipo para cumplir las tareas políticas de la revolución. Hoy para cumplir las tareas de la IV etapa b. Combatir. -conformar destacamentos para participar en la lucha de clases de las masas; - Desenvolver estas para dirigir a las masas en marchas, movilizaciones, protestas, toma de locales, huelgas, paros, bloqueos…”. Aclaramos al lector que la “IV etapa” es la “II reconstitución” en pleno desarrollo. Si esto no es claro, ¿qué lo es entonces?

Mientras tanto, perdemos diariamente S/672 millones en ventas en Amazonas, Apurímac, Arequipa, Cusco, Madre de Dios y Puno, según la Cámara de Comercio de Lima. Y, si ya conocemos el fenómeno y la verdad, no queda más que deponer nuestras diferencias y hacer alianzas con la mayoría de los ciudadanos, con el empresariado, la sociedad civil, las instituciones privadas, para fortalecer la democracia y el proceso de transición política que debe permitir nuevas y mejores elecciones generales que garanticen un futuro en paz y democracia. ¡Sí se puede!