"Veintiséis años después tenemos la posibilidad de escribir una historia ojalá favorable a nuestro país. Más que nunca, necesitamos un triunfo".
"Veintiséis años después tenemos la posibilidad de escribir una historia ojalá favorable a nuestro país. Más que nunca, necesitamos un triunfo".

JULIO CÉSAR URIBE

Recuerda, peruano: Doce de octubre de 1997. Nuestra amada selección se jugaba sus posibilidades de llegar a la copa del mundo de Francia en 1998. La condición de visitantes generó una incertidumbre que posteriormente se reflejaría en el campo de juego. Porque el ánimo, al llegar a Santiago, estaba a tope. Eran muchos los que creían que podíamos lograr la hazaña y solo pocos los que no confiaban en la blanquirroja. El resultado, sin embargo, fue totalmente adverso e ingrato. Un amargo 4-0 a favor de Chile en circunstancias que deseamos no se repitan. Los condicionantes de aquel tiempo tenían a Juan Reynoso en condición de jugador. Hoy con el privilegio de la vida y el honor de ser su director técnico, llega la oportunidad de una gran revancha. De esas que siempre te da el fútbol.

En la forma en que se han deteriorado los valores, algo que siempre se refleja en las tribunas, se podría vaticinar que el entorno de este partido podría ser aún más hostil que el de aquellos tiempos. Veintiséis años después tenemos la posibilidad de escribir una historia ojalá favorable a nuestro país. Más que nunca, necesitamos un triunfo.

Juan Reynoso debe haber estudiado mucho el actual momento de su adversario, que, al igual que nosotros, atraviesa una crisis de recambio generacional. En las dos vías existentes para tentar la victoria – atacar o contraatacar—, deberá elegir una de manera puntual que consolide el triunfo. Establecer las acciones constantes que permitan encontrar esa palabra mágica del más bello deporte: el gol. Reza la historia que casi nunca gana aquella selección que solo se dedica a defender. Le toca al técnico tomar una decisión que se identifique con la permanente intención de victoria. Una convicción que inspire al equipo e intimide al rival. Eso creemos y eso queremos. Que Chile y Perú se abracen deportivamente a través de un partido de fútbol. Pero que, al mismo tiempo, este encuentro marque una sonrisa memorable en mentes y corazones peruanos.