(Foto: Richard Hirano)
(Foto: Richard Hirano)

De un tiempo acá, se habla mucho de los ricos y los pobres como si fuesen dos bandos, pero siempre con la etiqueta de que ser pobre es más honorable que ser rico, el abusivo y malo rico que de seguro acumuló riqueza de mala forma, con maldad, con corrupción, entre las sombras de la noche, mientras el bueno, “el pobre”, estaba actuando siempre con el bien.

Pero, acaso, ¿ser rico es una especie de humano raro?, ¿es una raza distinta? Es cierto que las reglas del juego deben ser mejoradas, en la búsqueda de la justa medida, pero también es cierto que un mejor manejo de conocimientos, experiencia, de toma de riesgos, puede generar una prolongada y heredable vida de ricos que ya depende de cada quien si dará la mano y sume o que solo se llene los bolsillos y reste.

Al menos muchos de ellos, muy comprometidos con metas que les generan más riqueza y, a la vez, generan más empleo para muchos, dentro de sus grandes edificios de lunas oscuras. Sin embargo, para muchos, son los verdugos, los perfectos señuelos a los cuales echarle la culpa de los sueños no cumplidos, de las frustraciones, de las sensaciones de ser menos ante el resto, ante un mundo con privilegiados, los que tienen el dinero.

Si lo pensamos más, los ricos y su generación de capitales dentro de los países occidentales (en unos más que en otros) y también orientales han logrado no solo desarrollo externo, sino también bienestar para sus naciones, claro está, con gobiernos que abrieron la puerta al crecimiento económico y que se comprometieron a utilizar de mejor manera el dinero y los recursos, y a brindar bienestar a la población y, por supuesto, con ciudadanos que aman la propia vida y destierran la pobreza mental, como para permitirse arrojar basura en las calles, o pasarse la luz roja, o envidiar al que tiene logros, y siempre dispuestos a aportar buscando el bien mutuo.

¿De qué se trata? Se trata de personas, hay buenos y malos entre los ricos y entre los pobres. Se trata de lograr alcanzar un sistema que genere personas comprometidas a crecer, pero también de mirar el bien común, no de quitar a otro para tener, sino de crear, tener y apoyar.

¿Qué logramos con un populismo anticapitalista? Cortar las alas a los ricos, aumentar impuestos, ahuyentar la inversión, incrementar la informalidad, precios altos, mercados negros, fondos de pensiones afectados, bajar la calidad de vida, haciendo así más sombrío el futuro de los niños que sonríen con esperanza en lo que todos estamos haciendo hoy.


ESTE VIDEO TE PUEDE INTERESAR

Guido Bellido pedía ‘balas’ y hacía favores a Los Dinámicos del Centro
Guido Bellido pedía ‘balas’ y hacía favores a Los Dinámicos del Centro


TAGS RELACIONADOS