[Opinión] Liz Reyes: ¿Ya elegiste hacia dónde llevar tu economía?

Imaginemos dos líneas paralelas y una de ellas, la de color rojo, con una tendencia hacia arriba. Es tanto el impacto de esta tendencia que al día siguiente de ese resultado:

El dólar sube sin detenerse.

Las acciones bursátiles caen (IGBVL y ISBVL).

Hay una ligera pero visible variación de precios de alimentos básicos.

Hay empresas que direccionan sus inversiones fuera del país.

La calificación de riesgo: de estable pasa a negativa.

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Eso y más, con tendencias alcistas y negativas, acompañado de un desempleo de más de 2 millones de personas, de negocios cerrados, de emprendedores preocupados buscando el giro del negocio más asertivo. Acompañado de una pandemia que no cesa, de vacunas añoradas, de incremento de pobreza.

Así caminamos hacia este tan esperado 6 de junio, el día en el que escogeremos a nuestra líder política o a nuestro capitán del barco.

Y como van las cosas, pareciera que estamos escogiendo formar parte del grupo de países que sucumbieron ante los encantos hipnotizadores de los mensajes populistas, retóricos, disfuncionales y ya pasados de moda. Tanto es así que hasta China dejó a un lado ese idealismo maoísta, extremista, que no solo mantiene la pobreza existente sino que la multiplica y enseña, como una logia, a formar parte de un grupo contrario a la libertad, al avance, al progreso.

Muchos dicen estar hartos de la corrupción y que por eso votan por el comunismo. La pregunta es ¿en el comunismo no existe corrupción? Existe y no solo eso; también existe privación de libertades y más pobreza.

Muchos dicen estar hartos de que no les lleguen a los bolsillos las mejoras del país, pero si ahora se van las grandes empresas, ¿a quiénes les venderá la bodeguita?, ¿qué hará la vecina que era asistente de una de aquellas empresas, el primo que trabajaba en limpieza?, ¿qué será de ellos y de más peruanos que postergarán proyectos grandes por priorizar calmar el hambre?

Porque no hay que ser adivino, así funciona el comunismo, y pruebas hay a montones.

Lo lamentable es que todo nuestro avance económico se podría ensombrecer para convertirnos en un país al que miren de reojo y con tristeza; ser peruano será sinónimo de revolución, de contradicción, de atraso.

Se imaginan si la figura cambia y el país se empieza a enfocar en desarrollar, seríamos el sueño suramericano, con prosperidad y con belleza natural, porque lo tenemos todo.

El 6 de junio no se acaba todo; ese día, todo recién comienza: enrumbar nuestra economía o destruirla sin piedad. La opción es tuya y mía. Me encuentras aquí @lizreyes.prosperos.

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