"Las cirugías invasivas han pasado a ser la última opción".
"Las cirugías invasivas han pasado a ser la última opción".

Por: Manuel Marroquín, gerente comercial corporativo de Clínica San Pablo

En los años 1800 morían dos de cada tres pacientes que pasaban por las primitivas salas de operaciones. No podríamos imaginar las cirugías de hace 200 años. Los intentaban que no tomaran más de 15 minutos porque no podían parar una hemorragia. Entonces, casi todas eran amputaciones y el sufrimiento de los pacientes era desgarrador. Solo se podía atenuar el dolor de dos maneras: dándoles a los pacientes alcohol para beber o un bastón forrado en cuero para morder.

Cuenta Gareth Miles, profesor de neurociencia en la Universidad San Andrews del Reino Unido, que los cirujanos y sus ayudantes solo se lavaban la sangre de las manos después de las cirugías. Asimismo, los instrumentos médicos nunca se esterilizaban antes de un procedimiento y las vendas se reutilizaban de paciente en paciente. Volviendo nuestra vista a esa época, nos es curioso, hasta penoso, conocer que las batas manchadas de sangre eran consideradas medallas de honor por los cirujanos. Ahora sabemos del gran riesgo sanitario que todas esas prácticas conllevaban.

Felizmente, desde el siglo XX, hubo grandes cambios en la práctica médica promoviendo altos estándares, como la anestesia, la asepsia y la esterilización. En el presente, gracias a los avances de la tecnología aplicada a la medicina, vivimos el tiempo donde la seguridad y la calidad en la asistencia sanitaria están garantizadas. Lo que permite confiar en que seguiremos construyendo un futuro cada vez menos invasivo para los pacientes.

Hace menos de 60 años, la única solución para un infarto era una cirugía a corazón abierto, un procedimiento de alto riesgo con recuperación lenta. Ahora, con el desarrollo de la hemodinamia, el cateterismo se ha convertido en la técnica tradicional para tratar casos de infarto cardíaco, en especial con los implantes de stent, que son tubos de malla de metal que se insertan en las arterias para despejarlas.

Hoy las cirugías son más eficientes, aparecen nuevas técnicas y herramientas que disminuyen los riesgos para los pacientes. Las cirugías invasivas han pasado a ser la última opción, ya que contamos con equipos de diagnóstico sofisticados, como el tomógrafo de 512 cortes, que detecta obstrucciones arteriales potencialmente peligrosas, o exámenes como el score de calcio, el cual, en segundos, sin sustancias de contraste y a bajo costo, permite medir el riesgo cardíaco y tomar acciones preventivas.

A veces nos toca ver al pasado sin añoranzas para agradecer el tiempo en el que estamos y otras veces para recordar que, si tenemos más de 40 años, nos toca visitar a un cardiólogo.

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