Manuel Puig.
Manuel Puig.

Seix Barral ha completado la reedición de las ocho novelas de Manuel Puig. Una obra fundamental que se ha convertido, contra fuego y espada, en un clásico contemporáneo de la literatura latinoamericana. Desde su muerte, el trabajo de Puig no ha hecho más que encontrarse con nuevas lecturas que han terminado por convertirlo en una obra de culto.

La aparición de Puig en la escena literaria se dio como una especie de torbellino. La traición de Rita Hayworth, publicada en 1968, fue considerada por el diario Le monde como una de las mejores novelas del año. En esta novela, inspirada en General Villegas (el pueblo natal del autor), se puede observar ya algunas de las principales características de la obra de Puig: empleo de formatos populares como el radioteatro, la telenovela y el cine; la preponderancia de los diálogos sobre la narración; el peso de las voces femeninas sobre las masculinas; la ironía, el chisme y el humor. Aquel manuscrito participó en el Concurso de Biblioteca Breve de Seix Barral (qué ironía) en el que Mario Vargas Llosa, siendo parte del jurado, amenazó con renunciar al mismo si es que aquel argentino “que escribía como Corin Tellado” ganaba. Aquel premio lo ganó Juan Marsé por su novela Últimas tardes con Teresa, una novela que, contraria a la propuesta de Puig, era más cercana a la temática del boom: Manolo es un chico malo que se interesa por Teresa y se esmera en conquistarla.

En 1969 se publicó Boquitas Pintadas en Argentina con un formato de folletín de dieciséis entregas, algo que anteriormente había hecho Roberto Arlt. La novela generó un enorme malestar en General Villegas porque sus habitantes se veían reflejados en los personajes. Puig utiliza la ironía y el humor para realizar críticas mordaces al estilo de vida del pueblo. Nuevamente, en esta novela predominan los diálogos entre los personajes femeninos que van contando chismes y secretos. La adaptación cinematográfica sería prohibida en aquel pueblo por influencia de la Iglesia Católica. Las traducciones de Boquitas Pintadas aparecieron entre las listas de los libros más vendidos en italiano y en portugués.

La traición de Rita Hayworth, por su lado, logró editarse en Estados Unidos y apareció en la lista de los libros más vendidos del New York Times. En 1973 se publicó The Buenos Aires Affair, novela que fue vetada por el régimen argentino. En 1976 se publicó El Beso de la mujer araña, en la cual introduce de forma explícita la voz queer a través de Valentín, que fue catalogada por el diario El Mundo como una de las cien mejores novelas en español del siglo XX. En 1979 se publicó Pubis Angelical. En 1980 se publicó Maldición eterna a quien lea estas páginas. En 1982 se publicó Sangre de amor correspondido. Finalmente, en 1988 se publicó Cae la noche tropical, su última novela.

Aquel éxito repentino generó que algunos escritores consagrados del boom lo pusieran en la mira. La obra de Puig es una subversión de lo que los escritores del boom consideraban importante. A Puig no le interesó hacer una cartografía del poder como a Vargas Llosa, García Márquez o Carlos Fuentes. Tampoco se interesó por los personajes extremadamente masculinos, las dictaduras de América Latina ni tampoco aquello que algunos podrían llamar “alta cultura”. Al revés, le interesan los personajes femeninos y queers; la crítica social se encuentra, más bien, escondida entre líneas, como en el caso de El beso de la mujer araña; e incorpora elementos del cine y de la cultura pop.

No solo Vargas Llosa; Juan Carlos Onetti dijo, para desmerecerlo, que “sabía cómo hablaban los personajes de Puig, pero no sabía cómo escribía Puig”. Borges, por ejemplo, criticó los títulos de sus novelas. Sin embargo, Manuel tampoco era suave, respondía a las críticas con humor agudo. “Él habla pestes de mí, él tiene un gusto por la elegancia que yo no comparto, a mí me apasiona el mal gusto”, respondió Puig sobre Borges. A Cortázar, que lo calificó como un “lector femenino”, le respondió que: “Al principio me gustaba mucho pero después entra a repetirse y chau. Tiene menos escrúpulos que yo, que tengo terror a repetir los trucos”. Vargas Llosa escribió feroces críticas en contra de la obra de Manuel; este le respondió: “La revista ‘Nuevo Mundo’ le hace el caldo gordo al asqueroso Vargas Llosa. Muerte a todos los barralistas”. Puig, en sus cartas, se burló de sus enemigos comparándolos con actrices famosas. “Esther Williams (Vargas Llosa) Tan disciplinada (y aburrida)”, “Deborah Kerr (Donoso) Nunca consiguió un Oscar pero espera, espera”, “Luise Rainer (Onetti) ¡Tan, tan triste!”, “Hedy Lamarr (Cortázar) Bella pero fría y remota.”, “Liz Taylor (García Márquez) Bella pero con las patas cortas”, etc.

La obra de Puig es considerada una de las voces más innovadoras de las letras españolas. Curioso es que Vargas Llosa terminara incluyendo elementos pop en sus novelas. Por ejemplo: El humor, tan ajeno al boom hasta ese entonces, en Pantaleón y las visitadoras; o la radionovela y el melodrama en La tía Julia y el escribidor. También es curioso que, después de la muerte de Puig, el mismo Vargas Llosa terminó recomendando en el New York Time la lectura de El beso de la mujer araña.

En fin, los tiempos cambian.