La semana pasada asistí a la función de estreno de la película “The killers of the flower moon”, la última película del reconocido director Martin Scorsese. De una duración superior a las tres horas, la triada estelar Lily Gladstone - Leonardo Di Caprio - Robert De Niro es capaz de entretener de inicio a fin sin que el tiempo merme. El filme está basado en la novela de David Grann del mismo nombre, en el cual se narra el asesinato sistemático de los indígenas Osage entre 1910 y 1930 para apoderarse de las tierras que poseían una cuantiosa reserva de petróleo en Oklahoma, Estados Unidos. La revista Time consideró la novela como uno de los diez libros de no ficción del 2017. Sin embargo, en Oklahoma aquella publicación no fue recibida con buenos ojos.

El libro fue prohibido de enseñarse en las escuelas por las autoridades conservadoras del estado a través de la HB 1775 que regula temas concernientes a género y raza en los salones de clase, en contra de la opinión de los líderes de las naciones tribales, quienes consideran que parte de su historia viene siendo borrada. La película, filmada en su mayoría en Oklahoma, ha generado una enorme expectativa: salas de cine abarrotadas, críticas positivas en los medios de comunicación y un intenso debate, especialmente en el congreso del estado, sobre lo que significa esta película. Los conservadores han mostrado su preocupación respecto a la efectividad de la HB 1775, puesto que cualquier persona (incluyendo niños) pueden asistir a la sala de cine. El problema se suscita respecto al rol de los profesores en los colegios, cuando los alumnos pregunten acerca del filme ¿Se considerará una violación de la HB 1775 enseñar o explicar algunos temas concernientes a la película? Para los líderes de las naciones tribales, quienes han visto cómo se ha borrado su historia del sistema de enseñanza, es el momento ideal para debatir la abolición de la HB 1775.

Killers of the Flower Moon
Killers of the Flower Moon

Resulta inverosímil cómo, en algunas partes del país de la libertad expresión, existen leyes revisionistas que ocultan los hechos reales de la historia de los Estados Unidos. La película de Scorsese ha abierto la puerta para que los ciudadanos de Oklahoma no solo conozcan la parte olvidada de su historia, sino puedan tener la oportunidad de debatir la enseñanza de estos temas en las escuelas. Hace algunos años, sin mayor éxito, un grupo de estudiantes, abogados y profesores universitarios presentaron el caso ante la Unión de Libertades Civiles de los Estados Unidos porque consideran que la HB 1775 genera un efecto nocivo en los alumnos, quienes pierden la oportunidad de conocer su propia historia. Hace algunos años, Oklahoma se ha convertido en un lugar atractivo para rodar películas en los Estados Unidos. Si es que el estado desea desarrollar verdaderamente una industria cinematográfica, resulta necesario debatir este tema: el arte y la coerción no pueden convivir.

Vale la pena ver la película. No solamente por lo que esta significa y las repercusiones reales que tiene en los ciudadanos de Oklahoma, también porque es una pieza cinematográfica muy bien elaborada. La producción es excelente, los vestuarios son maravillosos y el guion no se priva de ser, por momentos, políticamente incorrecto. No es necesario hablar de la calidad de actuación de Leonardo Di Caprio, ni de Robert De Niro, ni tampoco las virtudes de Scorsese, que es un director excelente. “The killers of the flower moon”, ha sido el tornado más fuerte de lo que va del año.

Killers of the Flower Moon
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