"Quechua y aymara, rebelde, indómita y emprendedora, Puno es la región más poblada del sur del Perú, con más de 1’400,000 habitantes".
"Quechua y aymara, rebelde, indómita y emprendedora, Puno es la región más poblada del sur del Perú, con más de 1’400,000 habitantes".

Bañada por las aguas del lago Titicaca, sobre los 3,800 m.s.n.m., cuenta la leyenda que fue desde ahí que Manco Cápac y Mama Ocllo emprendieron el camino para fundar el imperio de los incas. Siglos antes, Puno fue cuna de otra cultura milenaria con 25 siglos de duración: los Tiahuanaco.

Quechua y aymara, rebelde, indómita y emprendedora, Puno es la región más poblada del sur del Perú, con más de 1′400,000 habitantes. Asimismo, la migración puneña tiene significativa presencia e importancia, tanto demográfica como comercial en Cusco, Arequipa, Tacna, Moquegua y Lima.

La ética capitalista, comercial y emprendedora del pueblo puneño los ha hecho hábiles comerciantes y emprendedores; sin embargo, el desinterés de los gobiernos centrales, así como de sucesivos gobiernos regionales inútiles y ladrones, ha impuesto severas limitaciones al desarrollo de su potencial emprendedor.

Esto se manifiesta -sobre todo- en la mala y poca infraestructura, restringido acceso a la salud (debido a escasos hospitales), limitado acceso a la educación de calidad, falta de agua potable (¡a pesar de estar sobre el lago Titicaca!), falta de desagüe y marginados de acceso al gas natural proveniente de Camisea.

Esta situación ha generado un terreno fértil para que vendedores de “cebo de culebra” y sembradores de odio divulguen su prédica ponzoñosa. El caso más resaltante es la enorme influencia desestabilizadora de Evo Morales y sus operadores, quienes contrastaban permanentemente la economía subsidiada y precios controlados en Bolivia, así como el mayor acceso a servicios públicos y mejor infraestructura, dada su proximidad a la ciudad de La Paz, con la situación de abandono e inoperancia a todo nivel de gobierno que padece el pueblo puneño.

Hoy, como ocurre siempre con la historia del Estado empresario, la economía boliviana vive las consecuencias de su modelo fracasado. Esta coyuntura es propicia para un relanzamiento de Puno, que busque la integración con el resto de la economía peruana y que ponga en valor sus enormes potencialidades.

Hay la necesidad de que el Estado cumpla con sus responsabilidades en todo el Perú, pero debe haber un interés especial y superior por las regiones de frontera y de entre ellas, muy especialmente en Puno, pues al imperativo moral, se suma una variable geopolítica.

Se debe desarrollar un “Plan Puno”, que siente las bases para que los puneños aprovechen todo su potencial. Masificación del acceso al agua potable y desagüe, mejora significativa en las prestaciones de salud y educación, establecer una Zona Económica Especial y llevar el gas de Camisea son algunos de los elementos que debe contemplar este Plan.

El Plan de Desarrollo Concertado ofrece un instrumento y guía, perfectible pero sumamente útil de la ruta a seguir. Es con la integración y reivindicación de los pueblos olvidados que la modernidad, la economía de mercado y el capitalismo popular florecerán en el Perú y podremos al fin conquistar nuestra prosperidad.