La gente busca supervivientes y los cuerpos de las víctimas entre los escombros de los edificios destruidos durante el bombardeo de Israel en Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el 26 de octubre de 2023. (Foto de Mahmud HAMS / AFP).
La gente busca supervivientes y los cuerpos de las víctimas entre los escombros de los edificios destruidos durante el bombardeo de Israel en Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el 26 de octubre de 2023. (Foto de Mahmud HAMS / AFP).

Los bombardeos indiscriminados de Israel sobre la Franja de Gaza no han cesado, al contrario, se han incrementado y son indescriptibles las imágenes de dolor, violencia y sangre que han causado a la fecha sobre poblaciones palestinas. Se tienen registrados 7,028 fallecidos, de los cuales 2,360 son niños, además hay 18,484 heridos de los cuales 5,364 son también niños, según el reporte de los hospitales y el Ministerio de Salud palestino. Se debe resaltar también que han sido asesinados 24 periodistas que cubrían las noticias desde Gaza.

Esta situación de violencia extrema tiene que parar y se requiere para ello la presión de la comunidad internacional que no ha condenado los crímenes de guerra del primer ministro Netanyahu y el Gobierno israelí. Ya se han manifestado abiertamente el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, El Vaticano, presidentes como Lula, Petro, Boric y López Obrador; todos condenando los crímenes de Israel.

Manifestaciones multitudinarias se han registrado en diversas plazas y alamedas de las principales ciudades europeas y en las universidades americanas; también en un partido de fútbol de las eliminatorias a la Eurocopa para manifestar la indignación que causan las acciones militares de Israel que está infligiendo de manera indiscriminada en estos más de 18 días de bombardeos sobre la población civil palestina.

Con estas cifras de sangre ya se puede hablar de genocidio sin tapujos de parte del Gobierno de Israel en contra del pueblo palestino. Pero recuerden que la responsabilidad recae también en los socios incondicionales de Israel, como EE.UU. y la Unión Europea, que no solo han empoderado al Gobierno de Netanyahu, sino que se han atrevido a movilizar hasta sus fuerzas armadas para respaldar las acciones criminales contra civiles.

Han destruido viviendas en conjuntos habitacionales, mezquitas, hospitales y colegios sin que se inmute la comunidad internacional para exigir un cese al fuego, y están generando un desplazamiento humano descomunal, por la presión de los bombardeos que claramente violan las leyes del Derecho Internacional humanitario.

El cerco criminal continúa con las restricciones a los servicios básicos de agua, luz y hasta Internet, que ponen en serio riesgo los servicios de salud, exponiendo la vida de los enfermos y heridos de los bombardeos indiscriminados.

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