"Ahora que van juntos en una plancha para tomar la Mesa Directiva del Congreso, entendemos para qué se buscaban". (Foto: Congreso)
"Ahora que van juntos en una plancha para tomar la Mesa Directiva del Congreso, entendemos para qué se buscaban". (Foto: Congreso)

Deben recordar esta frase de la última campaña electoral, donde en cada mitin, una iracunda Keiko preguntaba por Cerrón, como si estuviéramos buscando al lobo de aquellos juegos de nuestra infancia. Ahora que van juntos en una plancha para tomar la Mesa Directiva del Congreso, entendemos para qué se buscaban.

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Veníamos anunciando hace ya varias semanas la conformación de una coalición política de los extremos, le habíamos llamado el fujicerronismo, que ya se venía viendo con los coqueteos por las pretensiones políticas —yo diría angurrias— de lo más rancio del Congreso para aliarse con el fin de tomar el control del Parlamento, sin importarles nada; no hay coherencia y menos principios —dudo que los tengan—.

Estaríamos en alguna democracia europea si viéramos que estos pactos se dan fruto del consenso político y sobre todo sobre la base de un objetivo nacional, para atender una de las tantas necesidades que agobian al país; pero no tiene absolutamente nada que ver este tipo de pactos infames.

Pero no era difícil hacer esta inferencia viendo el zigzagueante actuar político de sus líderes, que se han caracterizado por este tipo de angurrias políticas e inclusive que llegan hasta el ilícito, con tal de lograr sus objetivos; basta ver las carpetas fiscales o las sentencias judiciales que tienen.

Este pacto infame es una alianza contranatura, porque ambos construyeron sus proyectos políticos sobre la base de la descalificación y hasta el insulto al otro; por eso resulta repulsivo verlos orondos ahora conformando una plancha para conducir el Congreso. Las acusaciones mutuas de corruptos y ladrones pasaron a un segundo plano, será que se dieron cuenta de que entre gitanos no se iban a leer las cartas.

Pero, en realidad no es ninguna novedad, ya estuvieron juntos para tomar el TC, la Defensoría del Pueblo, se fueron juntos contra de las reformas del transporte y la Sunedu e inclusive para tumbarse la colaboración eficaz, que tan buenos resultados nos ha dado para desentrañar los actos de corrupción.

Al cierre de la edición tenemos ya la renuncia de tres congresistas cerronistas, por el pacto infame entre el fujimorismo y el cerronismo, esto quiere decir que esta tragicomedia todavía no ha terminado, porque tal como va esta alianza pegada con babas podría terminar como empezó, en un papelón.

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