INEXPLICABLE. Los números de Salas con Alianza son para callar a cualquiera.
INEXPLICABLE. Los números de Salas con Alianza son para callar a cualquiera.

BOLA AL AIRE

Suele decirse que cada país tiene sus propias e intransferibles excentricidades, pero lo cierto es que no siempre se pueden atribuir estos rasgos a la enjundiosa identidad nacional, como quisieran algunos científicos sociales.

Las conductas colectivas que establecen comercio con el absurdo suelen explicarse con un socorrido repertorio de frases hechas que se lanzan al viento cual verdades tan profundas como el pozo de Santa Rosa –”el peor enemigo de un peruano es otro peruano”, “en el Perú todo es informal”, “aquí todo es improvisado”, et al.– pero que en el fondo y en la superficie se limitan solamente a cohabitar entre las miserias del lugar común.

Las estratagemas de la publicidad, la demagogia política, el floro etílico que fluye en los compadrazgos del salud-contigo-mi-hermano, han sabido capitalizar, cómo no, infinidad de estos apotegmas aparentemente inamovibles del acervo nativo. Sin embargo, aunque es posible que ciertas conductas nacionales parezcan inexplicables, al final siempre se descubre que son producto de intereses poco visibles desde lejos, mas no indetectables para cualquier ciudadano avispado.

CASO ABIERTO

Es exactamente lo que ocurre con el no tan discreto linchamiento mediático del que está siendo objeto Guillermo “Chicho” Salas, entrenador de Alianza Lima. En medios y despachos deportivos han empezado a surgir rumores acerca de que en el club de La Victoria estarían pensando darle forata. Los programas deportivos se esmeran en encontrar puntos discutibles en sus registros –la estadística alcanza para todo– e incluso llegan a hablar de probables y más distinguidos reemplazantes

Y sucede cuando Alianza es nada menos que puntero del campeonato local, de haber ganado el último clásico y con uno de los dos únicos partidos perdidos, producto de un Walk Over. Es decir, los que promueven esas maniobras, de momento periodísticas, pujan y pujan por sacar al entrenador del equipo que la semana pasada tomó la punta del campeonato. El mundo al revés.

Es entendible, por ejemplo, que, al enterarse del veredicto judicial en contra de Daniel Urresti, por sus responsabilidad en el asesinato del periodista Hugo Bustíos, el alcalde de Lima tuviera palabras favorables para el condenado exaltando su condición de militar y se solidarizara con sus hijos y esposa, pero, en cambio, no tuviera una sola palabra amable para la familia del periodista victimado mientras cumplía su deber.

Pareciendo absurda esa postura, es entendible, digo, porque no es la primera vez que el personaje dice una barbaridad semejante y porque está dentro de lo que cabe esperar de él y de su ideología, como cuando Vladimir Cerrón elogia a Cuba o a Nicaragua.

Pero ¿desestabilizar a un entrenador justo cuando tiene a su equipo al tope de la tabla de posiciones? Pareciendo simplemente absurdo, la conjura no tiene, sin embargo, el talante de lo gratuito o de lo espontáneo.

Hasta un miembro de una facción de la directiva de Alianza se aupó al cargamontón sedicioso perorando adicionalmente en contra de la contratación de Christian Cueva, nada menos que quien es, hoy mismo, el mejor jugador del fútbol peruano. Sí, fuera de forma todavía –estuvo casi cuatro meses sin jugar– pero como si en el medio local hubiera alguien como él. Qué estropajo de dirigentes… felizmente el fútbol se renueva y nos purifica de escarnios cada domingo después de la una.

SOBRE CERRADO

Los dirigentes también juegan, pues, no solo ganando partidos en la mesa, negociando jugadores, cambiando locaciones, fixtures o… recorriendo redacciones periodísticas en defensa de intereses que a veces coinciden con los de los clubes al que están ligados. Una práctica que es ya moneda corriente en el planeta futbolístico: en las redacciones deportivas internacionales no se corre sobre el verde, sino tras el verde… contante y sonante

Sin ir muy lejos, los medios deportivos españoles, madrileños específicamente, que en internet ha cubierto el vacío dejado por la antigua prensa revistera argentina, responde directamente a los intereses del Real Madrid.

Algo que es clarísimo, sea promocionando a determinados integrantes del plantel, defendiendo sus desatinos o alevosos actos de violencia (lo del uruguayo Valverde da vergüenza ajena), atacando a entrenadores de la selección nacional que no convocan a madridistas, promocionando, exigiendo o justificando la contratación de tal o cual jugador de moda (no siempre para contentar a dirigentes, a menudo pareciera que la voz del amo fuera la de los empresarios que los representan)… o desestabilizando a futbolistas de sus némesis del momento, como el FBC Barcelona, tal cual vienen haciendo por estos días.

Ya que no convencieron a nadie al exigir que castigaran el supuesto juego agresivo de Gavi, ahora intrigan con que se va a ir a otro equipo europeo. A sus 18 años y poco más de metro y medio de estatura, Gavi es uno de los mejores jugadores del fútbol español. Pero, claro, no juega en el Madrid. ¿Ataques gratuitos? ¿Absurdos… caprichosos? Naaaa… que esté todo tan meticulosamente sincronizado, rema en contra de la hipótesis casual.

Y es entendible: con perdón del Atlético de Madrid, el Real es el equipo con la mayor hinchada en la capital madrileña y quizás fuera de las fronteras españolas. Será esa , quién sabe, la razón de que en esos mismos medios especializados, deportivos, el espacio que le conceden al Atleti es ridículamente pigmeo

Pero ejemplos como los susodichos, son legión. Y el colonialismo mental en la prensa deportiva limeña, así como antes era con las revistas argentinas de fútbol, hoy lo es con estos medios chapetones. Al igual que décadas atrás, semejante impacto mental, alcanza guarismos médicos de DCI, incluso entre las dirigencias de los clubes.

A COBRAR

¿Qué les molesta de Chicho Salas? ¿Que, lejos de ser un argentino con sex appeal, sea de baja estatura, aindiado, de hablar poco y dirigir partidos con una gorra encajada hasta las orejas? ¿Que su currículum como DT no tenga tantos títulos? ¿Que no sea un colombiano que hable de la “diagonal curva” o algo parecido? ¿Que no sea fotogénico?

¿Por qué no esperaron por lo menos que llegaran las consabidas golizas en la Copa Libertadores, en las que –a diferencia de una copa menor como la Sudamericana Conmebol– los clubes locales están abonados? ¿O que comenzaran a desfilar los “ampays” a los jugadores íntimos en la tele? ¿O que empiecen a perder cuatro o cinco partidos al hilo?

Ya pues: adecéntense y pónganse a derecho. Chicho Salas tiene liderazgo, sabe alinear jugadores, cuándo cambiarlos y es un entrenador joven. Quizá no dure tanto al frente de Alianza, pero lo hecho por él hasta ahora, merece todo el respeto de los dirigentes, de la tribuna –que lo tiene– y del periodismo deportivo.

Esa bola de que debe dejar su puesto es una clásica banderilla nacional, de color posiblemente crema, el preferido en las redacciones deportivas locales. Porque para bolas al aire, las de Esteban Peccio. Las otras, a tirarlas fuera, como decía el gran Pocho Rospigliosi.