Cambio climático. (Foto: Pexel)
Cambio climático. (Foto: Pexel)

Tiene lugar en estos días, en Egipto, la . Como es habitual en estos foros, hay protestas de activistas por doquier. Lo que pasa es que esta vez han errado el método. Pues han convertido a las obras de arte en la diana de sus protestas. ¿Qué culpa tiene el arte en las emisiones de gases? Ninguna. A los activistas parece no importarles. Se pegan a ellas, literalmente, (olvidando que el pegamento es un derivado del petróleo) no sé con qué oculta intención, pero más que demostrar su incivismo, lo que hacen es distraer de lo que en esencia importa.

“El mundo se dirige hacia la autopista del infierno”, dijo el secretario general de Naciones Unidas. Las inundaciones del verano en Paquistán, como clamaba su primer ministro, causaron 1,700 muertos y dejó a un tercio del país sin agua. Este es solo un ejemplo de lo que provoca el cambio climático.

Este fenómeno ha acentuado más, si cabe, la profunda división entre países ricos y pobres.

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Uno de los logros del foro de este año es el compromiso arrancado a los países ricos de que aporten más dinero. Y, aunque parezca increíble, lo están haciendo. Ha caído el maná transformado en millones de dólares y euros. Según la primera ministra de Barbados, el compromiso arrancado es uno de los objetivos por los que venían luchando desde hace tiempo. Es, también, dicen los representantes de los países en progreso, la respuesta a una necesidad real.

¿Es simplemente el vil metal el que nos sacará de la autopista del infierno? Pensaba que se trata de algo más. Por lo pronto, que los países que contribuyen al cambio climático disminuyan las emisiones. Y que el resto de ciudadanos seamos conscientes de que tenemos que cambiar de vida.

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José Baella

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