"De acuerdo con cifras de Unicef, 7 de cada 10 colegios deberían ser demolidos y, según el propio Ministerio de Educación, solo 1 de cada 6 estudiantes de nivel primaria logra aprendizajes satisfactorios en lectura". | Foto: UGEL Castilla
"De acuerdo con cifras de Unicef, 7 de cada 10 colegios deberían ser demolidos y, según el propio Ministerio de Educación, solo 1 de cada 6 estudiantes de nivel primaria logra aprendizajes satisfactorios en lectura". | Foto: UGEL Castilla

Por: Verónica Sifuentes Gerente general de Es Hoy*


Populismo, corrupción, búsqueda de intereses particulares y ausencia de liderazgos positivos son algunas de las características de nuestra vida política en los últimos tiempos. Nuestra democracia enfrenta una vorágine de mezquindad cada vez más pronunciada. Seis presidentes en seis años es el síntoma de un país fragmentado y dividido por la desigualdad, la exclusión social, la desconfianza y la debilidad institucional.

En este contexto, resulta fundamental que el sector privado contribuya al país desde una nueva forma de entender los negocios, que bien podría resumirse en la frase de Schmidheny: “No puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas”. El Perú necesita líderes empresariales que se reconozcan como ciudadanos y agentes sociales, que estén convencidos de que, desde las posiciones que ocupan en el sector empresarial, pueden y deben aportar decididamente y con acciones concretas, a superar algunos de los desafíos impostergables de nuestro país.

En un país en el que pocas cosas nos unen y nos ponen a todos del mismo lado, sin duda la educación debería ser una de ellas. Y ad portas del inicio de año escolar, bien le haría al Perú la definición de un gran pacto social por la educación, un compromiso de todos los actores de la sociedad para que nos comprometamos a cerrar las brechas que hoy impiden, por ejemplo, que más de 2 millones de niños, niñas y adolescentes accedan a educación de calidad en ámbitos rurales.

De acuerdo con cifras de Unicef, 7 de cada 10 colegios deberían ser demolidos y, según el propio Ministerio de Educación, solo 1 de cada 6 estudiantes de nivel primaria logra aprendizajes satisfactorios en lectura. Por ello, el logro de aprendizajes, el cierre de brechas de infraestructura y conectividad, la revalorización de la carrera docente deberían ser banderas que nos movilicen a todos: servidores públicos, empresarios, políticos, académicos y la sociedad civil en su conjunto.

En ese sentido, a pesar de que el corto plazo nos abruma, la mirada y el aporte del sector privado a la sociedad debe ser de largo plazo. Y estoy convencida de que el largo plazo está en la educación y en la formación de ciudadanos. En medio de esta polarización que nos impide escucharnos, es urgente que pongamos luces altas en la educación, especialmente en la siempre olvidada educación rural. Porque, aunque suene desolador, en el Perú el lugar en el que naces te condiciona, y eso tiene que cambiar si queremos realmente convertirnos en una nación de iguales.

Asumamos hoy la responsabilidad de contribuir a construir el Perú que todos queremos. Y desde el sector privado, asumamos esa responsabilidad en colectivo, articulando, cooperando con más actores de la sociedad y actuando más allá de nuestras áreas de influencia.

*Es Hoy es un movimiento de líderes empresariales que moviliza y articula recursos y capacidades para impulsar iniciativas de alto impacto que respondan a desafíos país.

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