Paren el pleito. (Foto: El Peruano)
Paren el pleito. (Foto: El Peruano)

Es preocupante que una de las instituciones más respetadas del país, como es el Ministerio Público, se esté convirtiendo en indeseado escenario de disputas internas entre magistrados de conductas a veces polémicas, pero siempre dentro de los cauces de la ley y en estricto uso de las facultades que les confieren sus cargos.

Nos referimos a las escaramuzas administrativas, casi académicas, que están enfrentando a los fiscales del Equipo Especial que investiga el caso Lava Jato y expedientes afines –Rafael Vela y Domingo Pérez– con la fiscal de la Nación, Patricia Benavides.

Un enfrentamiento absurdo que solo debilita a uno de los poderes del Estado que –a diferencia del galopante desprestigio de los poderes Ejecutivo y Legislativo– ha logrado mantener su credibilidad a pesar de los tumultuosos acontecimientos que han sacudido a la política peruana en los últimos años.

Un innecesario intercambio de ‘quítame estas pajas’, producto de denuncias sin mucho sustento o de simples discrepancias por determinadas relaciones con la prensa, que no deberían estar ventilándose de la manera en que se está haciendo. Espectáculo que a no dudarlo deben estar celebrando toda clase de involucrados en procesos de corrupción y, por supuesto, los sempiternos enemigos de la democracia.

No olvidemos que, justamente, el Ministerio Público se ha constituido como uno de los pilares de nuestro Estado de derecho al tener un comportamiento jurídicamente impecable y de irreprochable profesionalismo, por ejemplo, con los negociados del entorno de Pedro Castillo, cuando este todavía ejercía como presidente de la República y que más tarde sellaría la suerte de su intentona golpista. Y del mismo modo se puede hablar de las investigaciones que han llevado a que cuatro presidentes y una alcaldesa estén procesados, y hasta detenidos, por sendos casos de corrupción.

Con este conflicto, Patricia Benavides se arriesga a perder el apoyo de Rafael Vela, que desde un inicio la respaldó cuando Castillo y su ‘gabinete en la sombra’ comenzaron a maquinar su destitución. Y los fiscales del Equipo Especial se encontrarían con un nuevo y enorme escollo administrativo para proseguir sus investigaciones. Ambas posibilidades del todo indeseables.

Perú21 hace un llamado para que se calmen las aguas y se recompongan estas relaciones cuanto antes, pues la solidez de la institución puede verse seriamente afectada.