iAhí estaban, juntos! El premier y el gobernador. El ahora hombre de confianza de la mandataria y, a su costado, el antes amigo íntimo de la presidenta. Gustavo Adrianzén y Wilfredo Oscorima comparten estrado en la plaza de Armas de Ayacucho. El primer ministro ha llegado hasta allí y no duda en pararse a la izquierda de quien días atrás, y en un intento fallido por desmarcarse de la mandataria, amenazó al Ejecutivo con encabezar una movilización regional si su otrora ‘wayki’ no cumplía con aumentar el presupuesto a su región, en un mensaje de autoridad que el Gobierno parece haber entendido de inmediato.
Y es que tras este reclamo de quien hoy está complicado con la justicia por declarar que nunca le regaló a la mandataria los lujosos relojes Rolex y las costosas joyas que esta lució como si fueran suyos, Adrianzén y un séquito de cinco ministros cayeron ayer por Ayacucho para reunirse con Oscorima, cuya declaración ante la Fiscalía no ha salvado a la presidenta como ella creía.
El gobernador, pues, envió con éxito su airado mensaje. Su reclamo parece ser atendido. Un mensaje de poder.
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Allí estaban, además, de Adrianzén, los ministros de Defensa, Walter Astudillo; de Educación, Morgan Quero; del Ambiente, Juan Carlos Castro; de la Mujer, Ángela Hernández; y de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini, la comitiva del Gobierno al que Oscorima amenazó con una marcha. Ahí estaban, compartiendo evento con la persona impedida hoy de cualquier comunicación con Boluarte. La presidenta no puede acercarse al gobernador por la indagación fiscal, pero el premier y sus ministros, sí.
La presencia de la comitiva gubernamental impuso un larguísimo cordón policial en el centro de la ciudad y convocó en las calles a los familiares de los muertos en las protestas en esta región.
El jefe del Gabinete anunció el mantenimiento y reparación de la capa asfáltica de algunos tramos de la vía Libertadores. De eso y del avance de las obras para los Juegos Bolivarianos habló en su corto encuentro con la prensa, en el que Oscorima se mantuvo en silencio –tal como lo hace su ‘wayki’ hace más de 60 días— y no quiso responder cuando precisamente le preguntaron si su amenaza de marchar contra el Ejecutivo seguía en pie.
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