La Bolsa de Valores de Londres fue la única que terminó la sesión con índices positivos. (Foto: AFP / Referencial)
La Bolsa de Valores de Londres fue la única que terminó la sesión con índices positivos. (Foto: AFP / Referencial)

En el año en curso, las bolsas han titubeado en subibaja. Algunos creen que es pausa, que pronto reanudarían el ascenso; yo les digo que no se engañen, que protejan su dinero, que estamos en los albores de un ajuste brutal de bolsas, bienes raíces, bonos y todo el resto, salvo los metales preciosos, que brillan precisamente cuando todo el resto se opaca, es decir, en las crisis. Estamos a punto de pagar factura por una década de populismo monetario.

Nos han vendido las emisiones sin precedentes –que han agravado el endeudamiento y sobrevaluado las bolsas– con el disfraz de una política monetaria novedosa imprescindible para reanimar la actividad económica. No estoy descubriendo nada; en 1933 el gran economista Irving Fisher lo dijo en su escrito sobre la depresión de los treinta: “El dinero fácil es el gran responsable del sobre-endeudamiento que fue la causa principal del crash del 1929”. Cuando en 2009, el Banco Central de EE.UU. –la Fed– adoptó la política de emisión masiva, Anna Schwartz la criticó en el New York Times: “El Sr. Bernanke –presidente de la Fed– parece que solo conoce dos cifras: cero y billones... ¿Por qué es pecado esta política monetaria tan facilista? Porque los préstamos son muy baratos y los deudores pueden financiar cualquier proyecto que se les ocurra… lo que lleva a excesos que finalmente agudizan la recesión que inevitablemente ocurre cuando se pincha la burbuja”. Anna Schwartz fue la académica más respetada en el campo de historia monetaria de EE.UU.

En 2007, el planeta tenía un problema de exceso de endeudamiento que reventó en la crisis de 2008. Los segmentos problemáticos eran las entidades financieras y el de las familias. Diez años después, el problema se ha agravado; si bien la situación de las familias es parecida y la de las entidades financieras ha mejorado un poco, el endeudamiento de los gobiernos y las empresas no financieras ha empeorado. En efecto, en 2007, la deuda pública suponía 58% del PBI mundial mientras que hoy ha subido a 87%; en cuanto a las empresas, sus deudas, en 2007, sumaban 77% del PBI, en tanto que hoy se sitúan en 92%.

En 2000, teníamos un problema de valoraciones excesivas de las acciones, la llamada burbuja punto.com que tardó tres años en desinflarse; hoy la euforia bursátil es comparable, incluso peor. Para ilustrarlo, tomemos la madre de todos los índices, el S&P500, que aglutina las cotizaciones de las 500 mayores empresas de EE.UU. y analicemos el ratio de precio a ventas: en 2000 era 1.7, mientras que hoy es 2.5.

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