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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

Mucho se habla hoy en día de la reforma de la PNP. Pocos, sin embargo, pueden sustraer la agenda del típico listado de exigencias; a saber, eliminación del conocido 24×24 (donde el policía trabaja por 24 horas y luego descansa otras 24), acelerar el pase al retiro de policías y "aplanar" la pirámide en base a la meritocracia, entre otros. Es decir, se comienza a estructurar las reformas en base a los inconvenientes creados en el tiempo (pirámide de jerarquía, régimen laboral, etc.), y no desde el punto de vista de las necesidades y derechos fundamentales de los individuos. Esto es, estructurar las reformas desde la seguridad pública y las necesidades de una sociedad abierta y democrática.

De ser así, la reforma se basaría en pilares que asuman las dificultades de empatar las libertades individuales con los derechos, deberes y responsabilidades sociales. El estado es el llamado, en nuestro sistema, a custodiar que las leyes se cumplan, y en dicho rol la policía es la que vela por que las leyes se respeten sin vulnerar el sistema de valores morales y legales que rigen nuestra democracia.

En resumen, es desde las libertades individuales desde donde se debe articular la reforma policial y no desde las necesidades del sistema policial. Y la primera libertad a la que debemos responder, como sociedad, es aquella que protege nuestra libertad de acción y movimiento, sin que nadie nos someta al cañón o a la daga a la vuelta de la esquina.

Si alguien puede aunar estas dos necesidades, la que contempla la visión desde el individuo y la que espera la institucionalidad del ente policial, creemos que es el Dr. Albán. Le deseamos por ello suerte y todo el apoyo que necesite.