El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. (Foto de Terje Pedersen / NTB / AFP).
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. (Foto de Terje Pedersen / NTB / AFP).

nos tiene acostumbrados a toda suerte de manipulaciones. Hace un mes dijo sentirse roto por los ataques a su mujer. Y dispuesto a renunciar a su cargo. Teatro. Puro teatro.

Su soberbia y vanidad, además de sus intereses electoralistas, no tienen fin. Y lo han llevado a dar una vuelta de tuerca más. Es decir, ha escrito una nueva misiva a la ciudadanía.

Como juez que soy, esta me ha indignado más si cabe. Porque exhuma un irrespeto a la justicia y a la división de poderes supinos.

Según él, el juez, al citar a su mujer para dentro de un mes, ha roto la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el desarrollo normal de la campaña electoral. Vamos a ver: una regla no escrita, en primer lugar, no existe. Y, en todo caso, ¿desde cuándo una citación judicial a un ciudadano afecta al desarrollo de la campaña electoral que concluye el viernes?

¿Acaso la mujer del presidente es candidata? ¿Acaso es la primera dama? La primera dama en España es la reina.

Dice al arranque de su misiva: “Mi esposa y yo hemos tenido conocimiento a través de los medios de comunicación…” ¿Qué burda mentira es esta? Las citaciones judiciales se notifican personalmente al interesado. No a sus parejas. Y si la prensa recogió la noticia es porque los interesados decidieron publicitarla.

Hace apenas una semana escribía sobre el sacrificio que entraña conseguir la posición de juez en España. Hoy, a la vista del pisoteo a la separación de poderes que se practica desde el Palacio de Gobierno español siento pena. También indignación. Aunque indiferencia es lo que debemos ejercitar los jueces frente a los pésimos políticos para no caer en su juego.


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