Poder Judicial plantea que reformartorios como ‘Maranguita’ pasen a manos del Ejecutivo. (USI)
Poder Judicial plantea que reformartorios como ‘Maranguita’ pasen a manos del Ejecutivo. (USI)

El 22 de febrero, la congresista de Fuerza Popular Úrsula Letona presentó el proyecto de ley N° 2455/2017-CR, que busca incrementar a 15 años la duración de la medida de internamiento para adolescentes cuya edad fluctúa entre 16 y 18 años.

La medida se impondría cuando estas personas cometan delitos de homicidio calificado, secuestro, violación sexual, sicariato, feminicidio, lesiones graves, extorsión, promoción y favorecimiento del tráfico ilícito de drogas y cuando el adolescente pertenezca a una organización criminal, actúe por encargo de ella o se encuentre vinculado a la misma.

La Convención sobre los Derechos del Niño (1989) marca una ruptura en el enfoque que se les da a los niños, niñas y adolescentes para señalar que son sujetos de derecho cuyo bienestar no puede depender de la discreción de un juez.

Normas internacionales como las Reglas de Beijing o las Directrices de Riad señalan que la privación de la libertad de los menores en centros juveniles debe ser una medida excepcional y aplicada como último recurso.

Si bien es cierto que en nuestro país cada vez hay más jóvenes vinculados al crimen, de manera individual o como miembros de bandas, con este tipo de iniciativas el Estado dirige su política criminal solo a un aspecto del problema. El otro, que es el que sigue generando violencia estructural, son los factores sociales y familiares: entornos disfuncionales, adolescentes sin oportunidades para el estudio y prácticas deportivas, limitaciones para ingresar al mundo laboral, entre otros.

Imaginemos que un adolescente de 14 años es internado por 10 o 15 años. Saldría a los 29 años. Si bien no tendría antecedentes (porque no se registran en el caso de los menores de edad), ¿qué experiencia laboral tendrá cuando quiera aplicar a un trabajo? Ninguna. ¿Se cumpliría con el fin resocializador? No.

Entonces, ¿aumentar las sanciones hará que tengamos menos muchachos en las calles robando o matando? Pues no. Está probado que el incremento de la carga punitiva no necesariamente desaparece el delito. Entonces, lo que tendremos, más bien, son más maranguitas en todo el país con un manejo incontrolable como lo hemos visto hace poco.

Plantear proyectos inmediatamente después de un acontecimiento mediático siempre puede contener algo de corte efectista para el aplauso de la tribuna. Es momento de hacer las cosas mirando el bosque y no solo el árbol.