En enero del 2017, el colectivo PEA demandó al Ministerio de Educación (Minedu) al considerar que la guía pedagógica fue aprobada sin el consenso de los padres de familia. (GEC)
En enero del 2017, el colectivo PEA demandó al Ministerio de Educación (Minedu) al considerar que la guía pedagógica fue aprobada sin el consenso de los padres de familia. (GEC)

La educación ha ganado con la implementación del enfoque de género en el currículo escolar, el mismo que podrá ejecutarse en los colegios del país. Es absolutamente necesario llevar la educación sexual a las escuelas y es irresponsable decir que esta debería darse exclusivamente en casa, porque es en casa donde se da la mayor frecuencia de abusos sexuales a menores.

Congresistas, hombres en su mayoría, al servicio de sus rentables congregaciones religiosas, más que de su país, han mostrado un machismo vergonzoso. Galarreta pega el grito en el cielo y dice que los padres de familia saldrán a marchar contra una medida impositiva, ya que “los peruanos no han votado por la agenda de género… el camino al que quieren llevarnos los abortistas y feministas”. Un hombre vociferando acerca de lo que él considera un pecado propio de mujeres, y emprendiéndola contra una lucha feminista que tiene siglos de valentía puesta en acción, gracias a la cual su madre, sus hermanas, sus amigas, su esposa y su hija viven hoy más libres, con derecho a voz y voto, visibilizadas y con leyes que las respaldan. Pero además es un gran manipulador que pronto es desmentido por el congresista Alberto de Belaunde, quien le recuerda que el enfoque de género sí estaba en el plan de gobierno de Fuerza Popular, por lo tanto, la gente votó por esa medida.

En un país donde el sexo se castiga, no es raro que haya tantos violadores. El no querer hablar de sexualidad porque es un tema “sucio”, “privado”, “de adultos”, es la antesala perfecta para que los abusadores sexuales ataquen a los niños y niñas que, presos de un atávico tabú, no atinarán a denunciar lo que aparentemente les corresponde aguantar, por tratarse de algo normalizado. Pero ¿qué puede eso importarle a Julio Rosas, tan obsesionado por perennizar la violación en nombre de su religiosa y muy rentable defensa de la vida? Nada. Para Rosas, la inclusión del enfoque de género en el currículo escolar va a generar “derramamiento de sangre”, una sangre que tiene favoritos, es decir, hay quienes sí la pueden derramar. No olvidemos que hace pocas semanas, Rosas rechazó el pedido de la Defensoría del Pueblo para que una niña de 13 años que fue violada y que no recibió atención médica se realizara un aborto terapéutico. Que se joda la niña… ¿Qué poder se atribuye Rosas para rechazar algo así? Y hace poco, también, frente a una denuncia de homofobia en el aeropuerto Jorge Chávez, el pastor manipulador dijo que sancionar al aeropuerto por no evitar esos ataques promovía la “ideología de género”. Cualquier cantinflada.

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