Según el portal SíseVe del Ministerio de Educación, el 51% de las niñas y adolescentes en etapa escolar se ve más afectada por casos de violencia.
Según el portal SíseVe del Ministerio de Educación, el 51% de las niñas y adolescentes en etapa escolar se ve más afectada por casos de violencia.

La violencia en entornos escolares es un desafío constante en la . Según estadísticas del portal SíseVe del , en los últimos diez años, se han registrado 55 mil 248 casos de , ya sea física, psicológica o sexual. En este contexto, las mujeres se ven involucradas en más casos de violencia en comparación con los varones.

Para Rodrigo Kon, director general de Fundación Forge, es importante implementar estrategias que atiendan esta problemática, promoviendo una educación para la prevención y erradicación de todo tipo de violencia.

“Es necesario un cambio cultural que fomente relaciones equitativas entre estudiantes, desafiando los estereotipos de género y promoviendo la igualdad. Es crucial la implementación de programas educativos con enfoque de género, la capacitación del personal docente y establecer mecanismos de apoyo específicos para las niñas y adolescentes que se ven afectadas”, indicó Kon.

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En ese sentido, con el propósito de contrarrestar la violencia de género en los entornos educativos y promover el empoderamiento de las niñas y adolescentes, el director de Fundación Forge presenta cinco estrategias:

  1. Implementación de programas educativos con enfoque de género: Desarrollar programas que aborden la igualdad de género, desafíen los estereotipos tradicionales y promuevan el respeto y la equidad entre estudiantes. Estos programas podrían incluir talleres, charlas y actividades que fomenten la reflexión sobre roles de género y relaciones saludables.
  2. Capacitación del personal docente: Brindar formación al cuerpo docente en temas de género, violencia y metodologías para la promoción de habilidades socioemocionales. Asimismo, capacitar en la aplicación de protocolos de identificación y abordaje adecuado en casos de violencia, así como propiciar un entorno educativo inclusivo y seguro para todos y todas.
  3. Acceso a recursos y apoyo: Crear sistemas de apoyo y orientación dirigidas especialmente a las niñas y adolescentes que son víctimas de violencia de género, ofreciendo espacios seguros donde puedan expresar sus preocupaciones, recibir asesoramiento y acceder a recursos de ayuda.
  4. Prevención y detección temprana: Implementar programas de prevención de la violencia de género que eduquen en habilidades sociales, resolución de conflictos. Además, es crucial establecer protocolos de detección temprana de situaciones de violencia y acoso en las instituciones educativas para intervenir de manera oportuna.
  5. Promoción del empoderamiento femenino: Se deben impulsar programas y actividades que fomenten el liderazgo, la autoestima y la participación activa de niñas y adolescentes, brindándoles herramientas para reconocer y hacer frente a situaciones de violencia y discriminación.
  6. Fortalecimiento de habilidades blandas: el empoderamiento de las niñas y adolescentes a través del fortalecimiento de sus habilidades blandas no solo beneficia su desarrollo individual, sino que también contribuye significativamente a la prevención y lucha contra la violencia de género en entornos educativos y en la sociedad en general.

Finalmente, el especialista recomienda que la implementación efectiva de estas estrategias requiere de espacios de capacitación y compromiso colectivo por parte de autoridades educativas, instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y la sociedad en su conjunto.


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