Olor propio de mar, agallas de rojo intenso y húmedo, ojos brillantes y sobresalientes, escamas difíciles de desprender y que al tacto la carne sea firme, señala nutricionista. (Foto: Eduardo Cavero | GEC)
Olor propio de mar, agallas de rojo intenso y húmedo, ojos brillantes y sobresalientes, escamas difíciles de desprender y que al tacto la carne sea firme, señala nutricionista. (Foto: Eduardo Cavero | GEC)

Jessica Huaman, Decana del , destacó la importancia de reconocer la frescura del al comprarlo y garantizar su calidad. “En esta semana santa, es importante garantizar que el pescado que incluyamos en nuestros platos estén en buen estado, reconociendo la calidad de los mismos con las siguientes características: Olor propio de mar, agallas de rojo intenso y húmedo, ojos brillantes y sobresalientes, escamas difíciles de desprender y que al tacto la carne sea firme”.

En contraparte, la especialista dio señales a las que debemos estar atentos al momento de adquirir un pescado, “Es recomendable no comprar pescados que tengan los ojos hundidos y opacos, agallas pálidas o amarillentas, escamas que se desprendan con facilidad, carne que se desmenuce fácilmente y que tengan mal olor” señaló Huaman.

Además la nutricionista destacó el valor nutricional del pescado, y la importancia de incluir su consumo de forma regular. “El pescado es un alimento altamente nutritivo, que aporta proteínas de alto valor biológico, además de minerales como el hierro y el zinc, que aportan a nuestra nutrición y sistema inmunológico. Siendo las especies más nutritivas y económicas el jurel y el bonito, incluyendo su consumo 3 veces por semana”, resaltó.

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Así mismo, la especialista enfatizó la importancia de respetar la cadena de frío para la conservación de este alimento hidrobiológico, garantizando que esté expuesto en hielo, en recipientes inoxidables, y garantizar su conservación en el congelador entre 1 a 2 días.

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