A Dina Boluarte le cayó avalancha de insultos

La presidenta de la República, Dina Boluarte, llegó muy temprano a Ciudad de Gosen para participar en la campaña El Perú se abriga-Frío Cero, sin contar con que el recibimiento de los pobladores más que frío sería gélido, y matizado de insultos y hasta huevos.

La portátil que fue trasladada en buses desde otras zonas para darle supuesto apoyo, no pudo opacar los reclamos de los vecinos de Villa María del Triunfo, ni ese 90% de desaprobación que —según la encuesta nacional de Ipsos— registra actualmente la mandataria y que ayer se hizo sentir con fuerza.

La actividad fue programada para las 8 y 15 de la mañana, pero no se le informó a la prensa sino hasta minutos después en un evidente afán de impedir su cobertura. Y es que la jefa de Estado no da declaraciones a los periodistas desde hace ya 79 días.

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Lo que no previó el Ejecutivo es que los lugareños grabarían la accidentada llegada de Boluarte al lugar, en el que hubo un despliegue exagerado de custodia policial. Efectivos con escudos se apostaron formando un camino para que pase la presidenta, pero eso no impidió que los vecinos le gritaran insultos de grueso calibre y hasta le lanzaran huevos dando lugar a una confrontación que terminó con la detención de una madre de familia que fue liberada tres horas después.

“Esta sinvergüenza ha traído de otros sitios ollas comunes, no son del pueblo. Viene a entregarnos frazadas, eso no queremos; si ella quiere que nos traiga obras, pistas, desagüe, gas, queremos vivir con todos esos beneficios”, declaró una mujer. En su discurso, en tanto, Boluarte reiteró que seguirá trabajando y “avanzando en lo que nos queda de gobierno hasta el 28 de julio de 2026″.

Más tarde, el vocero presidencial Fredy Hinojosa intentó minimizar lo ocurrido. “Quienes hemos estado presentes hemos podido apreciar el desarrollo con absoluta normalidad. Es natural que en un gobierno democrático existan algunas opiniones discrepantes; esto desde ningún punto de vista puede calificarse como una protesta”, arguyó. Bien dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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