Cuando un exministro del Interior le avisó al gobierno que se gestaba una acusación constitucional en su contra en la Fiscalía de la Nación, la primera reacción del primer ministro fue no hacerle caso. No porque no le creyera, pues a él le había llegado la misma información, sino porque no quería cumplir con sus pedidos. Y ciertamente no lo quería en el entorno presidencial. Ya se sabe de los celos de Otárola a la hora de compartir el poder. Además, las cuitas entre la Fiscalía de la Nación y Palacio de Gobierno ya llevaban al menos seis meses de franca oposición. Todo a partir de la salida de algunos personajes que le hacían ruido al premier, entre los cuales estaban el asesor Óscar Nieves y el hoy infame Jaime Villanueva Barreto. Este último es el ‘Filósofo’ a quien el primer ministro le mandó saludos desde un reportaje de Panorama.

DE MORADO A ROJO

Es sintomático lo poco que se habla del pasado progresista de Jaime Villanueva Barreto. Fue asesor junto a Ruth Luque en la Comisión de la Mujer y Familia, presidida por el Partido Morado en el periodo 2020-2021. Se había acercado a los morados por su amistad con Julio Guzmán, quien le había prometido un número alto para postular al Congreso. Pero su formación como filósofo sanmarquino no era progresista sino abiertamente socialista. Sus intereses iban desde la fenomenología y el humanismo —temas a los que dedicó su tesis de magíster en Filosofía en la PUCP, proyecto que luego publicó como un libro con la USIL— hasta la interculturalidad y la ética judicial. Sobre este último tema conferenció a través del Facebook de la Corte Superior de Justicia de Puente Piedra. Además, Villanueva disparaba contra la derecha y el centro desde Sudaca, incluyendo una defensa de la entonces fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, en su cuenta de Twitter. El ‘Filósofo’ era muy cercano a Verónika Mendoza y no dudaba en reclamar “una nueva izquierda”. Una que lo incluyera en el entramado de poder, sin duda. Una psicoanalista lo recuerda por ser el esposo de su colega, la psicoanalista Mónica Quintana. “Tiene tres hijos, nunca fue alguien de lujos”, agrega. “Le pasaba videos de Alan García a su hijo con Asperger para que sea un gran orador”. También era muy amigo de los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela. Pero empezó a distanciarse de todo ese entorno cuando se filtraron al programa Panorama unos chats entre un asesor del Partido Morado y la fiscal Rocío Sánchez en torno a una investigación a Julio Guzmán. Las conversaciones eran del 17 de agosto, fecha en la que el fiscal Pérez inició una investigación preliminar sobre lavado de activos al entonces líder de los morados. Luego se supo que el asesor en cuestión era Carlo Magno Salcedo, pero todos los dedos apuntaron a Villanueva como responsable de la filtración.

EL ‘FILÓSOFO’ Y EL ‘CONEJO’

Tampoco se ha hablado mucho de la voz que tenía Jaime Villanueva en los primeros días del gobierno de Dina Boluarte. En aquellos meses de paz, las dos damas poderosas tenían algunos vasos comunicantes. Uno era Villanueva, quien venía de haber trabajado en tres ministerios del sombrero: el Ministerio de la Mujer con Anahí Durand, el Ministerio de Defensa de Juan Carrasco y el Ministerio de Justicia de Félix Chero. Villanueva incluso sugería nombres para ministros en aquellas primeras semanas inciertas del gobierno de Boluarte. Un exministro y una exjueza afirman haber recibido ofrecimientos ministeriales y hasta de premierato. Pero el juego en pared entre Palacio de Gobierno y la Fiscalía de Nación se fue desmoronando tras el distanciamiento de Óscar Nieves, aludido como un asesor en la sombra de la presidenta. Otárola alejó a Villanueva y Nieves, este último muy cercano a Marco Huamán, fiscal supremo adjunto a Patricia Benavides. Y al entorno de Nieves y Huamán, además, se le sumó la llegada del ‘Conejo’ Martín González, policía en retiro y exjefe de la Digimin. El ‘Conejo’ fue también viceministro de Orden Interno en el gobierno de Castillo. Inexplicablemente, tanto el ‘Filósofo’ Villanueva como el ‘Conejo’ González pasaron de trabajar para Castillo a ser del círculo de confianza más íntimo de Patricia Benavides.

FACTOR NARANJA

La intriga contra Rafael Vela habría respondido a una confluencia de intereses y clientes. Por un lado, se señala a amigos de la estrella como Juan Antonio Fernández Jerí, acusado por el propio fiscal de pertenecer a esta presunta red criminal. Fernández Jerí, nombrado por la JNJ, dirige la Autoridad Nacional de Control, órgano con autonomía administrativa y económica que se encarga del control funcional de los fiscales. Otro personaje más discreto sería José Luis Hauyón, exprofesor universitario de Benavides y Vela, y actual abogado de Hernán Garrido Lecca, entre otros.

Sin embargo, no se habla mucho de la influencia naranja y de cómo habrían pesado sus intereses a la hora de pedir esa cabeza. Fuentes del partido no pueden negar que existía un recibo amarillento que se buscaba cobrar. Y que tanto fue el cántaro al agua que terminó rompiéndose. En su momento más intenso, el romance incluyó la denuncia constitucional de la congresista naranja Vivian Olivos a la JNJ por investigar a Patricia Benavides, quien no descartaba un futuro político, acaso recordando que su madre fue alcaldesa y congresista por el PPC. Sin embargo, este cabildeo keikista no habría sopesado lo que la otra ala del partido naranja estaba tramando. Y es que más de una fuente confirmaría que una parlamentaria albertista estaría detrás del chat con Villanueva Barreto. Tras la muerte de su examigo del PSR, ‘Nano’ Guerra García, el nexo más sólido del primer ministro Otárola en el Congreso sería esta parlamentaria albertista, también conversa, pues empezó su carrera en el ala izquierda de la política peruana. Entre conversos conversan. Y se entienden bien. Tanto que el cabildeo albertista está a punto de lograr la ansiada libertad de Alberto Fujimori. Hay que agregar, por cierto, la esforzada labor de la Coordinadora Republicana, que, a través de artículos y entrevistas, lleva meses insistiendo en retomar el indulto concedido por PPK. Ellos hicieron posible despertar el interés del actual TC en el tema. Y, aunque el lado keikista no estuvo moviendo esos hilos desde el inicio, tampoco hizo nada por impedirlo. ‘¿Fuerza Popular entregó la Fiscalía a los caviares para sacar al ‘chino’?’, pregunta una exministra en un chat privado. No ha quedado establecida la relación causa-efecto. Estamos, más bien, ante una convergencia de intereses particulares que se unen en algún punto del esquema. Pero tal parece que, en estos días, ya sea con el albertismo o el keikismo, todos los caminos llevan al fujimorismo.

SENDERO 2.0

Voces desde Palacio, en cambio, sí tuvieron opiniones encontradas en torno al indulto de Fujimori. Un ala lo veía como algo riesgoso, sobre todo a días del aniversario del golpe de Estado de Pedro Castillo. Era una provocación que se le sumaría a la ya anunciada marcha, y que, sumada al lío en la Fiscalía de la Nación, podría desencadenar la tormenta perfecta. Sin embargo, esas mismas voces dubitativas no se atrevían a contradecir a uno de los principales aliados que sostienen al endeble gobierno. Otárola, por su lado, ve con buenos ojos esa liberación. En un círculo interno, incluso, reconoce las virtudes del gobierno de Fujimori. No solo por la influencia de su hermano mayor, Roque Otárola, exfuncionario de Essalud durante el fujimorato, sino también por su reciente experiencia con los componentes subversivos de las marchas de diciembre de 2022, a los cuales habría descrito como ‘terrorismo 2.0′ o ‘Sendero 2.0′. Ese parece ser el rápido aprendizaje de un converso que, en aras de la realpolitik y la estabilidad, no ha dudado en jugar ajedrez con todos los trebejos.