[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Universidad del Pacífico: este empresariado peruano es para llorar...”

Ya existe una guerra abierta entre el caviar eje JNJ/IDL, y la fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Esta última posiblemente no sea la madre Teresa de Calcuta respecto a su tesis o su hermana, pero es una valiente que se enfrentó a Castillo y extirpó a la caviarada enquistada en las más altas instancias del Ministerio Público, comenzando por esa vergüenza vizcarritófila llamada Zoraida Ávalos. Y ahora Benavides está poniendo en vereda a fiscales politizados y exhibicionistas, que acusan de lavado de activos y organización criminal por cualquier cosa, que son tan lentos que paran pidiendo ampliaciones por tres años a causa de su ineficiencia.

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Solo por todo eso hay que apoyarla frente a estos intentos abiertos de la caviarada para bajársela y volver a retomar otra vez el control de la Fiscalía para usarla solamente como arma activa o intimidatoria contra sus enemigos políticos, además de ser los administradores de las “primicias” que domestican a coleguitas. Incluso Benavides ya identificó a sus adversarios en la JNJ al presentar su demanda: la jueza Inés Tello (ilegalmente allí a sus 78 años) y Aldo Vásquez, el caviarazo exministro humalista, que anda metido en la universidad jesuita Ruiz de Montoya, que es incluso más caviar y roja que la PUCP.

Sobre guerras y claustros, no se comenta nada el conflicto público entre la asociación de egresados de la Universidad del Pacífico (AGEUP, liderados por José Espósito) y su rector Felipe Portocarrero, sociólogo marxista que llegó a ese puesto en 2009 por la pasividad cobarde del Patronato APROUP de la UP (¡compuesto por empresarios!) y que ha vuelto la PUCP II a esa universidad, caviarizándola a fondo y llenándola alocadamente de carreras.

Los egresados quieren regresar a la UP a lo que era la idea de sus fundadores: una apolítica universidad tecnocrática, con solo tres carreras excelentes. Lamentablemente, este timorato Patronato de Luis Felipe Castellanos sigue inmóvil. Este empresariado peruano es para llorar…

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