Abrió los ojos. Tras abstenerse de votar por la vacancia, Calle asegura que ahora sí votaría a favor. (Foto: Julio Reaño/@photo.gec)
Abrió los ojos. Tras abstenerse de votar por la vacancia, Calle asegura que ahora sí votaría a favor. (Foto: Julio Reaño/@photo.gec)

Pausada y sonriente, confiesa haberse enterado de su verdadero nombre cuando ya era mayor de edad. Sus padres adoptivos, y por ende sus compañeros y vecinos, la llamaron Dina hasta entonces. Y es que su historia da para un libro. Digna fue “recogida” a los pocos meses de nacer, por unos comerciantes, familiares lejanos, que pasaban por las alturas de su pueblo en la provincia de La Mar, Ayacucho. Su madre había fallecido al momento de su nacimiento y su padre no podía con la crianza de siete niños. “Muchos años después busqué a mi hermana mayor, Nancy. Ella me contó que, el día que nací, mi padre me encontró aun lactando del cuerpo de mi madre. Intentó hacerse cargo de mí y de 6 hijos más que ya tenían ambos, pero no pudo con todos. Cuando le ofrecieron llevarme, criarme y darme estudios, él aceptó”.

La ahora congresista de Podemos supo también por su hermana que, cuatro años después, su padre “de sangre” fue asesinado por terroristas al no querer unirse a sus filas. Nancy se encargó de todos a los 16. “Ellos no tuvieron estudios, pero salieron adelante. Son personas de bien que viven y trabajan como comerciantes en el ”, comenta.

Infancia y terrorismo

Digna Calle alzó la voz en el Congreso de la República cuando escuchó a algunos de sus colegas pedir sepultura para . “Yo pensé que había cerrado las heridas, pero los asesinatos y torturas volvieron a mí. Claramente esa gente no había vivido lo que yo viví en Ayacucho, porque mi reacción fue querer dinamitar ese cuerpo y que vuele en mil pedazos. Que se pierda por allí, así como se perdieron tantas vidas”, dice sin titubear. Creció en Huamanga, pero iba a los pueblos con sus padres adoptivos los fines de semana. En esos viajes, cuenta, era cotidiano ver cómo degollaban a las personas. “Era de terror, pero era común”, explica. “Cuando llegábamos, debíamos cantar lo que ellos decían, gritar vivas al presidente Gonzalo y solo así nos soltaban. Luego, cuando volvíamos, los militares nos hacían cantar el himno nacional y gritar vivas al Perú”.

En el colegio

Su vida estuvo marcada por la muerte. En la etapa escolar, su hermana Lucy –hija mayor de sus padres adoptivos– la impulsó a estudiar y a ser una buena alumna. “Yo la llamaba mami porque me exigía mucho y se dedicaba a mí cuando mis padres viajaban”, explica. Sin embargo, cuando cumplió 9 años, Lucy, quien no podía tener hijos por una insuficiencia renal, quedó embarazada y murió. “Me quedé sola nuevamente”, dice para luego explicar que fue allí cuando dejó de ser tan estudiosa y pasó a ser una alumna regular. En esos tiempos hacía algo de labor social, ayudaba a la gente de bajos recursos; no obstante, afirma que fue en la universidad donde encontró la verdadera vocación de servir. Durante sus estudios de Educación Física estuvo en el Centro Federado reclamando mejor implementación de la residencia estudiantil y el comedor, tratando de ver por los demás, aunque de forma pacífica. “Ya había tenido bastante terror como para andar haciendo lo mismo”, explica.

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Estudios inconclusos

Sus estudios se vieron interrumpidos en el octavo ciclo. Su actual esposo, excongresista en el periodo complementario también por Podemos, , llegó a la facultad vendiendo buzos, se conocieron y viajaron a la capital para no volver más a Huamanga. Tuvieron tres hijos y los embarazos de Digna no fueron fáciles, por el contrario: “Fueron pésimos. El segundo fue el peor porque no podía tomar ni siquiera agua, llegué a pesar 47 kilos y me alimentaban por vía”. Siempre agradecida, Digna cuenta que ha disfrutado mucho de sus tres hijos: Irem de 27 años, odontóloga; Jeremy de 20, comunicador, y Franco de 16, quien terminará pronto el colegio. “Ya es tiempo de retomar mi vida profesional, ahora desde el Congreso y luego desde lo privado”, concluye.

Chispazos

  • ¿Qué pasa en el Congreso?: Hay más enfrentamientos que avances. Tenemos congresistas que incurren en corrupción, otros con denuncias por violación y unos con un afán de protagonismo al presentar mociones que poco tienen que ver con lo que deberíamos hacer, que es fiscalizar, legislar, representar. Ahora da miedo ir a las semanas de representación porque la gente ya no nos respalda”.
  • Frente a una moción de vacancia, ¿cómo votaría?:La apoyaré, pero pediría un consenso con otras bancadas porque ya se han presentado dos mociones sin lograr los votos. Antes voté en abstención, pero ya quedó claro que el presidente, con siete carpetas fiscales en un año, se ha dedicado a actos de corrupción y no a gobernarnos”.
  • Esta semana se consiguieron 86 votos para interpelar a Geiner Alvarado, ¿se acerca la vacancia?:Yo creo que la vacancia se tiene que trabajar bien, porque la población no quiere que solo se vaya Castillo, sino que nos vayamos todos”.
  • ¿Cree que es la salida?:Definitivamente. Yo presenté un proyecto en abril para irnos todos; es una salida pacífica, pero quedó encarpetado. Patricia Juárez me dijo que iba a ir al archivo. Lo cierto es que le he mandado un oficio al nuevo titular de la Comisión de Constitución para que se discuta. La población pide eso y tengo fe de que mis colegas puedan aprobarlo”.

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Edmundo Del Aguila