Varios indigentes se reúnen en la avenida Emancipación del Centro de Lima en espera de alguna ración de comida (Hugo Curotto/GEC).
Varios indigentes se reúnen en la avenida Emancipación del Centro de Lima en espera de alguna ración de comida (Hugo Curotto/GEC).

Al amanecer, casi después de las 6 a.m., los olvidados de las calles de empiezan a despertarse. Débilmente y con movimientos que expresan dolor, se levantan de una banca o de un pedazo de suelo limeño que han convertido en su cama. Unos han utilizado algunos harapos viejos como almohada y otros más para protegerse del frío del otoño. Así despiertan los indigentes del . Ciudadanos abandonados que en esta emergencia están a merced de un destino incierto, pues no tienen ninguna medida específica de atención o protección contra el .

Perú21 ha realizado recorridos desde que se inició el estado de emergencia por varios puntos del Centro para conocer la situación de los mendigos, quienes en estos tiempos de coronavirus son un blanco de contagio de la enfermedad por su estado de vulnerabilidad. Y, a su vez, sin quererlo, son un punto de contagio andante para otros.


Testimonios de cartón

Uno de los puntos que visitamos fue el cruce de la avenida Emancipación con el jirón Chancay, en las afueras del convento de las Hermanas Carmelitas Descalzas. En esa esquina se solían reunir decenas de indigentes que hacían fila para recibir desayuno y almuerzo. Sin embargo, desde la cuarentena, ese acto de caridad se ha detenido. El último martes 24, unos 15 mendigos aguardaban en vano por una ración de comida.

Uno de ellos es Manuel, de 60 años, natural de Iquitos. Tenía una mascarilla pero colgando del cuello. Sabe que existe la pandemia del coronavirus pero no expresa preocupación de ser contagiado. “¿Qué se va a hacer, hermano? ¿Qué vamos a hacer?”, nos dice con una voz que denota resignación.

La Municipalidad de Lima busca albergar a unos 150 indigentes en la Casa de Todos (Hugo Curotto/GEC).
La Municipalidad de Lima busca albergar a unos 150 indigentes en la Casa de Todos (Hugo Curotto/GEC).

También está Jorge, un anciano tan delgado como un esqueleto y con lágrimas en sus ojos. Usa una mascarilla que no permite escuchar lo que dice. Al preguntarle si sabía por qué utilizaba la protección, movió su cabeza en señal de negación.

“Ese coronavirus es una estafa creada por el gobierno para vender mascarillas”, nos dice Iván, de 55 años, sin razonar y apuntándonos con su dedo índice de uña larga y oscura por la suciedad. “El coronavirus no existe. La gente tiene que comer cuatro limones diarios. Así se hacen más fuertes y listo, es suficiente”, señala exaltado entre varias moscas que lo rodean por las cáscaras de mango y papaya que tiene botadas en su banca, cubierta con cartón.

Cerca de ahí, en la otra esquina, el señor Zavaleta vende periódicos en un quiosco todos los días. Se queja de la presencia de los mendigos por el peligro al que es expuesto por un posible contagio de coronavirus.

“A nosotros nos exigen que nos pongamos mascarillas y guantes para trabajar. ¿Pero qué hacen con ellos? Siempre están acá. Botan basura, tienen colchones cochinos, frazadas. Vienen con perros y gatos. Ensucian. ¡Y nos ponen en peligro a todos!”, reclama.

Indigentes serían reubicados en la Plaza de Acho por la Municipalidad de Lima (Hugo Curotto/GEC).
Indigentes serían reubicados en la Plaza de Acho por la Municipalidad de Lima (Hugo Curotto/GEC).

Dentro del quiosco atiende su esposa, quien critica que ni el Serenazgo ni la Policía hagan algo por ellos ni por las tiendas de productos médicos que hay alrededor.

En nuestro recorrido, vimos que los patrulleros de la Policía solo los observan. Su atención es resguardar el mercado La Aurora, que está en la Av. Emancipación.

“No tenemos ninguna orden de moverlos”, precisó un trabajador municipal.

“En octubre pasado, los reubicamos debajo de la alameda Chabuca Granda. La idea era darles atención médica y comida. En una sola noche recogimos a unas 15 personas. Pero se fueron. Prefieren estar en la calle y pedir dinero”, nos dijo una agente del Serenazgo.

Lucio despierta en una de las frías bancas de la Plaza San Martín, nos indicó que aceptaría ir al albergue de la Plaza de Acho (Carlos Viguria).
Lucio despierta en una de las frías bancas de la Plaza San Martín, nos indicó que aceptaría ir al albergue de la Plaza de Acho (Carlos Viguria).

En la plaza San Martín, donde el turismo, la bohemia y la política solían reunirse, la situación es igual. La madrugada del martes pasado, en pleno estado de emergencia, Lucio era el único ser vivo en la plaza. Despertó en una de las bancas frías de mármol. Tenía tanto frío que se frotaba los brazos mientras hablábamos. No sabía qué cosa es el coronavirus ni por qué ya no hay gente en ese histórico lugar de la capital.

De las calles a la plaza

Esta situación de precariedad podría cambiar pronto, pues el alcalde de Lima, , reubicará a los indigentes en la Casa de Todos, un albergue temporal instalado en el coso de la . Su plan busca beneficiar a unas 150 personas del Cercado de Lima y del Rímac brindándoles alimentos, salud y seguridad para evitar ser infectados del coronavirus.

El proyecto reúne los esfuerzos de la Municipalidad, la Beneficencia de Lima y el Gobierno. “Fundamentalmente, se piensa en los adultos mayores porque el coronavirus los ataca principalmente. Queremos darles un albergue a estos invisibles de la ciudad y ponerlos a buen recaudo”, expresó Muñoz a Perú21.

Sobre el campo donde se realizan las corridas de toros se ha levantado una gran carpa. Por dentro, gracias a donaciones, se cuenta ya con camas que desde hoy serían usadas por personas que duermen sobre cartones.

“Este es un trabajo que pone como prioridad la preservación humana. Pero también hay un compromiso de preservación patrimonial de la plaza de toros”, subrayó Muñoz. Admite que afronta un reto pues los mendigos pueden oponerse al traslado a la plaza taurina y dejar el albergue; empero, ello no hará que dé marcha atrás.

La ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, , señaló a este diario que el albergue “es una oportunidad para la sociedad y el Estado para afrontar la problemática de los indigentes”.

Y es precisamente una oportunidad que aparece en plena crisis mundial para salvar a aquellos que nuestra sociedad dejó de lado. Una chance que se debería aprovechar para que salgan del estado de mendicidad y abandono.

Indigentes aguardaban ingresar a la Casa de Todos, una oportunidad para que puedan salvarse del coronavirus (Gonzalo Córdova/GEC).
Indigentes aguardaban ingresar a la Casa de Todos, una oportunidad para que puedan salvarse del coronavirus (Gonzalo Córdova/GEC).