Un estudiante de Medicina descubrió que el cadáver que iba a diseccionar en una clase de anatomía era el de su amigo. | Crédito: CREATIVE COMMONS
Un estudiante de Medicina descubrió que el cadáver que iba a diseccionar en una clase de anatomía era el de su amigo. | Crédito: CREATIVE COMMONS

Un estudiante de medicina en quedó en shock cuando le pidieron diseccionar un cadáver no por el miedo de ver a un muerto cara a cara, sino porque descubrió que era el de alguien al que conocía. Este es el de la traumática experiencia que le tocó a vivir a Enya Egbe (26) que se convirtió en tema de conversación en más de una .

En 2014, en una de sus prácticas en la , Egbe y sus compañeros se reunieron para hacer sus prácticas con tres cuerpos sin vida, sin imaginar que minutos después saldría corriendo al reconocer a la persona que estaba a punto de cortar con el bisturí. Se trataba de Divine, su amigo por más de siete años y con el que solía ir de fiestas. “Tenía dos agujeros de bala en el lado derecho del pecho”, le dijo a la periodista y novelista nigeriana Adaobi Tricia Nwaubani de .

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En palabras de los mismos estudiantes, la mayoría de los cadáveres que usan para sus prácticas de anatomía tienen balas en su interior, pero una gran parte de ellos no son criminales. Precisamente, aquella mañana en la que Egbe encontró a su amigo en la morgue de la mencionada casa de estudios, una furgoneta policial llegó con varios cuerpos ensangrentados que se creen pertenecen a víctimas de brutalidad policiaca, un flagelo que afecta a desde hace muchos años.

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Al recobrar la compostura, Enya Egbe se contactó con la familia de Divine, que había recorrido varias comisarías en busca de su pariente después que él y tres de sus amigos fueron arrestados a su regreso de una salida nocturna. Sus familiares al final pudieron reclamar su cuerpo y el caso abrió el debate tanto sobre la falta de cadáveres para las facultades de Medicina como lo que le ocurre a las víctimas de la violencia policial.

En , las leyes actuales entregan los “cadáveres sin reclamar” en las morgues públicas a las escuelas médicas -según una investigación de 2011 de la revista médica Clinical Anatomy, el 90 % son de “criminales abatidos”, lo que significa que fueron sospechosos que murieron en intercambio de disparos con elementos de seguridad- y el Estado, además, puede apropiarse de los cuerpos de criminales ejecutados, aunque la última pena capital tuvo lugar en 2007.

Otro dato a mencionar es que la edad estimada de los cadáveres entregados oscila entre los 20 y 40 años, el 95 % son varones, tres de cada cuatro forman parte de un nivel socio económico bajo y no se registran ninguna donación voluntaria de cuerpos. Por tal motivo, la asociación de anatomistas de busca que la ley se cambie para asegurar la obtención de los registros completos de los especímenes y el consentimiento de los deudos.

En cuanto a Enya Egbe, quedó tan traumatizado al ver el cadáver de su amigo que dejó de estudiar por varias semanas, imaginándoselo de pie en la puerta cada vez que intentaba ingresar al salón de Anatomía. Al final, pudo graduarse un año después que sus compañeros y ahora trabaja en el laboratorio de un hospital en el , mientras que la familia de Divine logró encarcelar a algunos de los responsables del crimen.

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