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Cada año se pierde un estimado de 12 mil millones de días de trabajo debido a enfermedades como la ansiedad y la depresión, lo cual equivale a un trillón de dólares menos en productividad. Estas enfermedades psicológicas pueden ser causadas por el progresivo agotamiento físico y mental de los colaboradores.
“Cuando el personal es sometido a jornadas de trabajo demasiado largas, sobrecarga de funciones, mal clima laboral, baja remuneración u otras situaciones que causen estrés crónico, podría padecer de burnout (agotamiento). Este desgaste profesional se caracteriza por cambios en el estado de ánimo, agotamiento mental, ansiedad, desmotivación, falta de energía y bajo rendimiento”, señala Giancarlo Ameghino, Gerente de Gestión y Desarrollo Humano del Grupo Crosland.
Además, el síndrome del trabajador quemado puede generar algunas alteraciones psicosomáticas, las cuales incluyen problemas dermatológicos, dolores de cabeza constantes y complicaciones digestivas.
Para poder lidiar con el burnout, el especialista de Grupo Crosland brinda las siguientes recomendaciones:
- Establezca límites. Identifique cuáles son los detonantes del estrés y fije límites laborales. Es ideal que converse con sus gerentes sobre los problemas que encuentra en su trabajo para poder acordar una solución.
- Aprenda a gestionar sus emociones. La música relajante y la meditación ayudan a disminuir los niveles de ansiedad. Así, su mente permanecerá serena y adoptará una postura asertiva ante los problemas.
- Realice ejercicio físico. La acumulación de tensión puede generar dolores musculares en hombros y cuello. Hacer actividad física, además de alejarlo de cualquier complicación laboral, le permitirá aliviar esas contracturas.
- Desarrolle hábitos saludables: Dormir ocho horas lo ayudará a reducir sus niveles de estrés. Además, una dieta balanceada, donde se eviten sustancias como el tabaco o el alcohol, también es favorable.
- Acuda a un profesional: Cuando todo lo relacionado con el trabajo le provoca ansiedad o sentimientos de frustración, es preferible comenzar una terapia psicológica antes de que los síntomas se agraven.
