Una mujer quejándose de un dolor de espalda. | Imagen referencial: Pexels
Una mujer quejándose de un dolor de espalda. | Imagen referencial: Pexels

Cada 17 de octubre se conmemora el , siendo este mal reconocido como una señal de alarma que nuestro cuerpo envía para protegernos. Sin embargo, cuando el dolor se prolonga por tres meses o más, se considera crónico y deja de ser una medida de defensa para convertirse en una enfermedad que disminuye la calidad de vida de los pacientes.

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El presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor (ASPED), el Dr. Enrique Orrillo, compartió algunos datos esenciales para comprender la enfermedad que afecta entre el 30% y 35% de peruanos:

  • El dolor crónico es una enfermedad en sí mismo: Recientemente, ha sido incluido en la última versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Para Enrique Orrillo, este hito “no solo es una cuestión médica, sino que es una oportunidad para visibilizar esta enfermedad y enseñarle a la población el impacto negativo que conlleva en su crecimiento personal, en su desempeño laboral y en el desarrollo como sociedad”.
  • Es uno de los principales motivos de consultas médicas: Entre las causas más comunes que hacen que el paciente con dolor asista a un especialista, se encuentra la osteoartritis, el dolor de espalda y los dolores de cabeza. Su contacto inicial suele ser con los médicos de atención primaria y medicina interna, razón por el cual “se debe trabajar en la formación en pre y postgrado de los profesionales de la salud para que puedan abordar correctamente los distintos casos de dolor”, señala el Dr. Orrillo.
  • El dolor crónico puede ser incapacitante: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el impacto del dolor crónico es significativo; una de cada tres personas pierde la capacidad de desarrollar sus actividades diarias con normalidad. Ese es el caso del médico Yuri Echegaray, quien, a causa del dolor crónico que lo aqueja desde hace 30 años, disminuyó su motricidad y el desempeño de actividades diarias como el trabajo. “El dolor crónico en las rodillas me impidió practicar deportes como solía hacerlo y, en el trabajo, provocaba que adoptara posiciones anómalas que me generaron también dolor en la columna”.
  • El acceso a su tratamiento es un derecho humano: Así lo declara la OMS. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) determina que cada persona siente dolor de una manera única y particular, por lo cual es importante que el abordaje de la enfermedad sea personalizado y multidisciplinar. Estos se deben a las necesidades de los pacientes para asegurar las mejoras integrales de la salud y un menor impacto en la vida de las personas.
  • La evaluación correcta y oportuna es esencial para proveer alivio al paciente: Dado que la complejidad de esta condición no puede ser vista, definida ni sentida por el médico que la diagnostica, la evaluación del dolor crónico requiere de una historia clínica completa y detallada de exámenes clínicos exhaustivos y del uso de autoevaluación del dolor.

En Latinoamérica se están llevando a cabo iniciativas entre instituciones y países para promover la atención del dolor crónico, como el Primer Consenso Latinoamericano de Dolor Crónico, que ”busca promover el apoyo de las autoridades para seguir trabajando en beneficio de los pacientes de toda la región y de nuestro país. Pese a contar con una normativa enfocada en el tratamiento de esta enfermedad desde el 2009, aún existen deficiencias en la atención que debemos solucionar”, finalizó el presidente de ASPED.

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