Foto: Rochi León.
Foto: Rochi León.

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ricardo Wiesse,PintorAutor: Gonzalo Pajaresgpajares@peru21.com

El arte de Ricardo Wiesse es una geografía espacial y, también, humana. En Excavaciones, la muestra que acaba de inaugurar en la galería Fórum (Av. Larco 1150, Miraflores), explora nuevos territorios y colores, opta por el gran formato y excava nuestra realidad, "porque mi arte siempre ha sido político, siempre ha mirado al Perú".

¿Qué es la soledad para ti?Es un estado que debemos proteger como el mayor de nuestros tesoros, pues implica tiempo y libertad, el autodescubrimiento. Yo no me angustio con la soledad.

Por eso te atrae el desierto…Por supuesto. El desierto intensifica la pulsión de la muerte pues, en ese espacio, uno se siente más mortal y, por ende, aprecia más la vida, se llena de humanidad. En el desierto hay una conciencia de la combustión perenne que somos todos los seres humanos.

Entonces, no es gratuito que tu nueva exposición se llame Excavaciones…Así es. Excavaciones alude al territorio. Por eso he recurrido al gran formato, pues voy excavando, no para mimetizar la insensatez, sino para ahondar mi desconcierto ante el destino común. Yo me meto dentro del cuadro, exprimo la pintura, me involucro en el silencio y hago –de este atado de emociones– una imagen.

Tu arte es tremendamente político…Todo arte es político. Claro, hay la política del avestruz y la política del agitador; yo soy de los segundos. Me gustaría ir a la punta del cerro, izar una bandera y decir "basta de insensatez". Los peruanos estamos construyendo un destino común, pero nos estamos enfrentando torpemente, nos estamos comportando como primitivos, empezando por el Estado. Nuestro pasivo histórico es horroroso y mantenemos, desde hace cuatro siglos, una mentalidad encomenderil.

El gran formato te exige distancia, una mirada panorámica…Totalmente. Mis cuadros son paisajes, son desiertos, son espacios geográficos, son vistas topográficas, son condiciones de la naturaleza, son soledades; es uno frente a la inmensidad, porque somos micromundo y macrocosmos, seres temporales.

Estás investigando tu pasado, la vida de María Wiesse, tu tía abuela, quien fue la esposa de José Sabogal…Quiero saber quién soy. Creo que averiguándome puedo descubrir a los demás. Quiero ser un testigo de mi tiempo. No la conocí, pero ella dejó muchos rastros, libros ejemplares sobre diversos temas: cuentos para niños, textos de historia, biografías. Ella fue el gran apoyo de Sabogal.

¿Cómo valoras a Sabogal, al indigenismo?Nuestra visión del indigenismo ha estado muy sesgada por una búsqueda del modernismo. Yo tengo una valoración de la pintura de Sabogal que fue condicionada por mi crianza. Sin embargo, nunca lo desprecié ni tampoco lo tengo como un gran ícono, pero hay que sacarse el sombrero por su primera exposición, de 1919, todo un hito cultural, pues los limeños fueron sacudidos por las escenas cusqueñas que mostró.

En el discurso oficial hubo y hay mucho prejuicio hacia el indigenismo. Por ejemplo, en el caso de Sabogal hay una lectura prejuiciosa de su discurso y, a partir de allí, una mala mirada de su trabajo, ¿no?Así es. Sabogal nunca les pidió permiso a los señores aparisinados de Lima para ser pintor. Se fue a España, regresó a Buenos Aires, pasó por Cusco y, después, llegó a Lima. Lo que sí fue inexcusable en Sabogal fue hacer su 'capillita', encerrarse. Por eso, paradójicamente, terminó convertido en la imagen oficial, algo que lo desfasó.

A propósito, hay una polémica: Szyszlo dice que son malos tiempos para el arte peruano, mientras que Bendayán señala que, por su diversidad, son buenos. ¿Con quién estás?Con Bendayán.

¿Cómo ves el arte joven?La fiebre de la instalación está comenzando a amainar. El facilismo y la instalación han sido casi sinónimos. Aquí no he visto una obra de carácter conceptual que varíe nuestro horizonte cultural… y ya han pasado 40 años. ¿Dónde está la gran vertiente artística que abriría el instalacionismo? La sigo esperando. El instalacionismo funcionó en sociedades tecnocráticas, no en sociedades premodernas como la nuestra. El arte debe optar por la búsqueda apasionada de las preguntas reales, aquellas que están tejidas en tu realidad. El arte no es una carrera de galgos en busca del éxito, es libertad: no debemos ecualizarnos en el pop art.

Explícame esto…No puedo aplaudir las versiones exaltadas de los colores chicha. Me pueden gustar un momento, pero el Perú tiene miles de elaboraciones estéticas; su tradición artística tiene miles de años. Tenemos tanto que ver de los antiguos, que no sé cómo podemos gastar nuestro tiempo convirtiéndonos en expertos en Andy Warhol.

AUTOFICHA

- Mi casa barranquina es hoy mi taller. Estoy feliz. Un espacio holgado ayuda, pero el espíritu se acomoda a todo. Obras maestras se hicieron en campos de concentración.

- Pintar al aire libre no tiene comparación. En Ica, cuando me di cuenta de que no había nadie a 30 km a mi alrededor, me sentí un ser privilegiado.

- Tengo cinco hijos: cuatro hombres y una mujer. La experiencia de la paternidad es, para mí, una felicidad total. Viajar con ellos por el Perú es impagable.