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Redacción PERÚ21

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Por: 2 minutos de Fritz/ Fritz Du BoisNo sabemos si fue intencional o casualidad, pero el jefe de la Policía Nacional parece tener la costumbre de tropezar con reuniones convocadas para conversar sobre desalojos millonarios con personajes allegados a la más alta esfera gubernamental: el segundo vicepresidente y la prima del mandatario.

Inclusive, no tiene inconveniente en hacerlo en sus horas de descanso, ya sea los domingos o en la noche, cenando. Sin duda, es bastante servicial el general.

Más aún, el argumento de que él coordina con todos parece extraño pues, en el caso del camal en cuestión, debido a conflictivos mandatos, solo en el último año la administración ha cambiado cuatro veces de manos. ¿Habrá coordinado con todas las partes en disputa para efectuar lo que, en la práctica, han sido sucesivas operaciones de asalto?

De cualquier manera, es poco probable que un ciudadano común y corriente, buscando ejecutar una orden judicial, reciba la atención que él les dio a esos dos casos.

En realidad, lo que sí queda claro es que el general es un atento servidor para quienes están cerca del poder presidencial. Cómo se nota que su principal preocupación es el servicio al ciudadano. Por ello, no da la impresión de ser la persona idónea para implementar una reforma policial de la magnitud de la que se requiere para revertir la inseguridad que sufren los peruanos.

Por otro lado, la familia Humala está compitiendo con la de Toledo en la capacidad para generar escándalos. Desde el patriarca Isaac, pasando por Antauro, el del 'Andahuaylazo', siguiendo por Ulises, 'el marginado'; luego está Alexis, el (convenientemente) 'olvidado', y, ahora, la prima Liliana, especialista en organizar desalojos cuestionados. Todos se esfuerzan en convertirse en una pesadilla para el mandatario si este no hace algo.