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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

El deseo de tener casa propia, disfrutar de vacaciones anuales o poder cambiar de carro siempre tomará un segundo lugar frente a la necesidad de financiar el colegio o la universidad.

En nuestro país, hasta hace 35 años, la división entre colegios públicos y privados parecía un capítulo de Los de arriba y los de abajo. El Estado se encargaba de no menos del 95 por ciento del alumnado y la educación privada se limitaba a unos cuantos. Aunque quienes se graduaban de las grandes unidades escolares recibían un nivel de instrucción muy adecuado.

Lamentablemente, eso cambió luego de que el Sutep fuera implantado y que por décadas Patria Roja lo mantuviera secuestrado. Como consecuencia de la ideologización del magisterio la calidad de la educación que imparte el Estado se ha desplomado, y ello ha generado un creciente mercado para la educación privada a un costo que no sea muy elevado.

Así, tenemos que hoy el sector público representa menos del 80 % y la participación del privado se sigue incrementando. Es por ese motivo que los dirigentes sindicales, que hoy parecen tener influencia en el ministerio, como lo demuestra el frenazo a la evaluación de maestros, están buscando poner obstáculos para impedir que se sigan creando colegios privados.

Afortunadamente, sus intentos parecen condenados al fracaso, ya que en la actualidad el segmento C es el de crecimiento más dinámico y es justamente el sector de la población que más educación privada está demandando.

Por ello haría bien el gobierno en perderle temor al sindicato y volverse activo implementando medidas –eliminar trámites innecesarios o crear un sistema confiable de certificación– que fomenten más inversión y oferta para que se reduzca el costo de la educación. La clase media le estará muy agradecida.