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Redacción PERÚ21

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Guido Lombardi,Opina.21glombardi@peru21.com

Parece haber perdido de vista el fin último del sistema: garantizar a los afiliados la mejor pensión que permitan sus aportes. También resulta llamativo que se haya prestado tan poca atención a las instancias naturales de deliberación, aprobándose la reforma en la Comisión Permanente solo por un voto.

Los afiliados al SPP mediante sus aportes sacrifican parte de su consumo actual en aras del que podrán realizar en el momento de la jubilación. Para ello confían su ahorro previsional a un grupo de expertos quienes, a cambio de maximizar esos ahorros en el largo plazo, cobran una comisión. Esa comisión –según todos los indicadores– resulta demasiado elevada actualmente, pero no es el elemento más importante de la ecuación. A cualquier afiliado medianamente informado no le importaría pagar la actual comisión si eso le garantiza una pensión digna.

La fórmula debatida y apresuradamente aprobada por la Comisión Permanente del Congreso plantea el cobro de una comisión sobre el Saldo de la Cuenta Individual de Capitalización. Parecería razonable salvo porque, hace un año, los técnicos del Ministerio de Economía, responsables del actual proyecto, opinaban exactamente lo contrario. Esa sola contradicción merece una explicación que no se ha escuchado.

Los reformadores parecen haber perdido de vista el horizonte (sin alusiones específicas). Ninguna reforma será exitosa si no está acompañada por mecanismos que permitan invertir los fondos en proyectos rentables. Mucho más importante que el monto de las comisiones resultaría incentivar el diseño de proyectos adecuados para la inversión de fondos mutuos. Sospecho, sin embargo, que este punto no es políticamente tan impactante como la rebaja de las comisiones, aunque no se le diga a la gente que es a costa de sus futuras pensiones.